Bosé es el amo de la noche
El cantante hace vibrar con su 'Papito' a 5.000 almas en San Sebastián de los Reyes
Sólo hizo falta un gesto. Sonaba atronadora la versión techno de Amante bandido y Bosé, de espaldas al público, se echó mano al trasero. Contoneo de caderas y mirada incitadora. Automáticamente se elevó un aullido de éxtasis generalizado. "¡Guapoooooooo!", se desgañitaba más de una. Imposible negar el hipnótico aura de ese apuesto cincuentón vestido de negro, con perilla y flequillo rampante.
Con ese tema, Bosé (Panamá, 1956) sabía ayer que tenía la partida ganada desde el principio. Los primeros zumba-zumba-zumba de su hit más infalible ya habían empujado a los 5.000 congregados a gritar a voz en cuello. Una marea humana ondulaba en el auditorio al aire libre del Parque de la Marina, en San Sebastián de los Reyes. "¡Seré tu héroe de amor, seré... aaaa!", voceaba Bosé. Se le veía convencido de su magnetismo.
"Ataos los cinturones porque el viaje va a ser largo", advirtió el artista
¿Y quién iba a cuestionárselo? Hacía lo que quería con sus devotos. Si levantaba los brazos, saltaban. Si sacudía las caderas, los gritos eran ensordecedores. Bosé avanzaba por la pasarela y se arrancaba con esa conocida pose suya que recuerda a la posición de defensa de un portero de balonmano. ¡Uh! Un paso, y piernas y brazos separados. "¡Es el más grande!", soltaba Vanessa, de 28 años. Vamos, como la Jurado o Raphael, pero en versión disco. "¡Neeeeeena, luna sereeena, todo es posiiible, menos túúúú!", saltaba, micro en mano, palmeando en alto. Desde chavales de 10 años hasta sesentones. A todos seducía.
Había pasado poco más de un cuarto de hora cuando el encantador de masas decidió presentarse. Que ¡Buenas noches San Sebastián! y que iba a recorrer 30 años de éxitos. Es decir, que iba a presentar Papito, su último álbum, multipremiado y superventas, que acumula cinco discos de platino, y contando. Un álbum doble en el que se ha acompañado de pesos pesados como Alejandro Sanz, Shakira, Michael Stipe y Juanes, entre otros. "Ataos los cinturones porque el viaje va a ser largo", advertía el Papito. Así que el programa no reservaba secretos. Con un par de horas en perspectiva llegó la vacilona Bambú, la confesional Los chicos no lloran y la intimista Te amaré. Por supuesto que no podían faltar la balada Si tú no vuelves ni tampoco, claro, Sevilla, con su fatalismo emocional. No es Bosé de los que se arrepienten del pasado. Soberbio, sí (según confesión propia), pero a lo hecho, pecho. Así se explica la entereza con la que recuperó reliquias como el Super Superman de cuando era un veinteañero con ganas de ser el Aladdin Sane español.
"¡Lástima que no haya venido Alaska!", lamentaba Óscar, de 34 años, recordando el número que montó la estrella de Fangoria junto a Bosé en el coso de Las Ventas en junio pasado ante 20.000 espectadores. "Hacen una pareja increíble en escena", añadía. Bosé seguía a lo suyo. Imponiendo su percha de metro noventa, frotándose los flancos. Había prometido un recorrido emocional de tres décadas y ahí lo tenían. Todos contentos.
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