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Reportaje:Gran Premio de Europa de F-1

Alonso cambia de estilo

El español corrige su forma de conducir por los nuevos neumáticos

Oriol Puigdemont

En los últimos tres años, además de los colores que luce el coche y el mono de carreras de Fernando Alonso, algo más ha cambiado en las imágenes que ofrece la televisión cuando el realizador pincha la cámara de a bordo que equipa el monoplaza del español: el movimiento de sus manos. Hace dos temporadas, cuando ganó su segundo título mundial (2006), el español conducía su Renault de una forma casi robótica, como si su ADN estuviera constituido por una maquinaria suiza. "Si uno se fija en el movimiento de las manos de Fernando", aseguraba Adrián Campos, mentor del corredor, cuando Alonso era el piloto del momento, "se dará cuenta de que es contundente en cada curva. No duda, no va dando pequeños golpes de volante como los demás. Él da un golpe y ya tiene la trazada, y así hasta que sale del viraje".

"El coche se va un poco y tiene que modificar la trazada a golpecitos", explica De la Rosa
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La cosa cambió cuando Alonso fichó por McLaren Mercedes la temporada pasada, la primera en que se obligó a todos los pilotos a utilizar neumáticos Bridgestone. A la escudería británica, que hasta entonces calzaba Michelin, se le giró trabajo. Y Alonso, un conductor agresivo, tuvo que adaptarse a los nuevos neumáticos que, por orden directa de la Federación Internacional del Automóvil, perdieron un 5% de agarre. Su estilo de pilotaje cambió y se ha mantenido este año cuando ha vuelto a ponerse al volante de un Renault calzado también con Bridgestone. En palabras del propio Alonso, "con el McLaren no podía conducir igual que con el Renault anterior": "No podía entrar hasta el ángulo, girar el volante en un movimiento y mantenerlo firme hasta la salida. Tenía que corregir". Esto es, ir controlando el coche con pequeños golpes de volante.

Según Pedro Martínez de la Rosa, probador de McLaren y que el año pasado calibró una y otra vez el MP4/22 del asturiano, el cambio en el pilotaje de Alonso se debe principalmente a dos factores: "El coche con el que logró su último título era muy estable y, además, los neumáticos Michelin que calzaba en las ruedas traseras tenían más agarre que los actuales Bridgestone", asegura De la Rosa. "Los actuales compuestos traseros hacen que el coche sea más nervioso de la parte de atrás, hacen que se vaya un poco, y por ese motivo Fernando tiene que estar todo el rato corrigiendo la trazada con esos golpecitos que se ven por televisión", añade el catalán, que se atreve con una afirmación más categórica: "Los McLaren y los Ferrari son los coches más estables de la actual parrilla, pero no lo son tanto como el Renault de hace dos años".

La tesis de De la Rosa la secunda Jarno Trulli, corredor de Toyota y amigo de Alonso, con quien coincidió en la escudería francesa en 2004. "Aquellos Renault eran coches muy estables y, además de la televisión, la prueba más evidente son los dos títulos mundiales de Fernando", aclara Trulli.

Campos, el hombre que introdujo a Alonso en la F-1, destaca la capacidad que su ex pupilo ha demostrado para amoldarse a las circunstancias. "Fernando es el piloto que más capacidad de adaptación tiene. Él conducirá de la forma en que pueda extraerle al coche que tiene su máximo rendimiento", remarca el ex piloto. "Ahora, sin el control de tracción, las manos deben ir más sincronizadas que nunca con los pies. En cualquier caso, Fernando sabe pelearse con el volante si es necesario", desvela Campos.

Fernando Alonso, ayer en Valencia.
Fernando Alonso, ayer en Valencia.AFP

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