"Los hombres empiezan a escuchar"
Samira esperó a que su familia estuviera durmiendo. La madre, los dos hermanos, la prima. Silencio en la casa, Melilla, año 1989. Agarró sus sábanas de florecitas y las anudó. Las deslizó por encima del balcón forjado; una mano agarrada a la sábana; la otra, a la maleta. A mitad de bajada, se le cayó al suelo, primer susto. Nada la podía detener. A sus 21 años, esta chica de origen bereber quería convertirse en una mujer del siglo XXI.
No dijo ni mu a su familia, marroquíes instalados en Melilla que durante años soportaron la losa de estar sin papeles en España, no fuera que la dieran por loca. ¡Ella, Samira Brigüech, despreciando el futuro de las chicas de su barrio, casarse, convertirse en madre cuanto antes! Con los papeles que por fin reconocían su nacionalidad española, dejó a su novio, compró un pasaje de barco a Málaga y puso dos faldas de tergal en la maleta.
Tuvo que inventarse un socio masculino para abrirse paso
España ha estrenado el primer Gobierno con más mujeres que hombres. EL impulso femenino es ya un fenómeno general
"¡Tres grados en la Gran Vía y yo con mi faldita, al llegar sólo pensaba en lo que significaría tener pasta para poder comprar un abrigo!", recuerda en un hotel de lujo frente al Retiro. Se ríe de su ingenuidad de entonces, de su equivocada imagen del El Dorado madrileño, de un sueño que luego tuvo sus curvas y sus accidentes, pero que la ha conducido al éxito. En 2004 recibió el Premio a la Empresaria Joven de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). Da trabajo a 35 personas. Es una triunfadora. Y ahora, a sus 42 años, dedica energías a salvar la vida de niños con meningitis en un hospital de Nador. Vuelve a sus raíces con el fruto de lo que la vida le ha dado. Su sueño de éxito se fraguó en su salón de infancia, con su parte musulmana y su parte occidental, sus pufs y su televisor.
En pleno telediario, unas chicas "monísimas" saliendo de El Corte Inglés, cargadas de bolsas. Rebajas. "¿Qué es eso, Madrid? Yo tengo que ir allí". Lo primero que hizo al día siguiente de llegar a la capital fue ir al centro de estos grandes almacenes en la calle de la Princesa para comprar "algo glamouroso, lo del glamour yo lo tenía claro". Pagó y le dieron un ticket al final del cual se leía: "Gracias, Princesa". Aquí sí que saben tratar a las mujeres, pensó. Dos años más tarde acudió a otro comercio a comprar, y leyó en el ticket: "Gracias, Preciados".
Samira llegó con 100.000 pesetas en el bolsillo y consiguió abrirse paso en un mundo de hombres. Bautizó a su empresa de marketing con el nombre de Samira & Sineb, en homenaje a su madre Sineb. Cada vez que se presentaba ante un cliente, le preguntaban por Sineb, dando por hecho que sería un hombre el que llevaba los pantalones en esa empresa.
-¿Por qué no viene él a firmar el crédito de la fotocopiadora?
-Es que anda muy ocupado.
-Bueno, pues te enseño los papeles a ti, muchacha.
Luchó mucho. Por eso celebra que se sigan dando pasos en pro de la igualdad. "He peleado con ferocidad para ser reconocida como mujer de valía, para que mi empresa se situase, y lo he hecho trabajando. Aún hace falta empujar un poco para que las mujeres tengan oportunidades de peso. Mira Fernández de la Vega, ¡qué mujer! Hay muchas De la Vega a las que hay que dar oportunidades".
Ya no necesita inventarse a su socio. "Ha habido un cambio en los últimos cinco años. Los hombres empiezan a escuchar, se interesan más por lo que les cuento".
Hace un año, Samira visitó un hospital de Nador y vio a un bebé cubierto en una incubadora que llevaba dos años rota. Comprobó cómo decenas de niños contraían meningitis derivadas de las carencias higiénicas por no disponer de un simple antibiótico. "¿Cómo es posible que esto ocurra a una hora y cuarenta minutos de Madrid?". Se comprometió con los gerentes del hospital: traerles un cargamento mensual de medicinas. Creó la Fundación Adelias, un proyecto que no para de crecer. Tiró de su agenda. Convirtió a megadirectivos que parecían preocuparse sólo por sus balances en colaboradores de su causa. Jefazos de Orange, Symantec, Alcatel, Microsoft... Ya se han curado 150 niños con meningitis en Nador. En un año.
Samira toma un taxi, tiene una reunión. "Me pongo mala cuando me hablan de caridad: no quiero lo que te sobre, quiero que compartas conmigo lo que tú tienes".
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