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Catorce nombres más para contar una fatalidad

Familiares, amigos y vecinos de las víctimas hablaban de ellas ayer durante la larga espera en Ifema. Éstos son algunos nombres de la tragedia.

- José, Victoria y sus dos hijas. José Alcázar, de 47 años, técnico de telefonía; Victoria Asensio, de 45 años; Inmaculada, de 19 años, y Nieves, de 11. La ciudad de Almagro (Ciudad Real) está de luto. "Habían viajado el año pasado a Las Palmas y les gustó mucho. Aún están sin identificar, nos han dicho que están muertos pero supongo que es por descarte: no están entre los supervivientes", cuenta Luis Maldonado, el alcalde.

- Baldo, Mari Carmen, José e Ignacio. Otra familia destruida. Baldo Prados, de 47 años, su esposa Carmen, de 44, y sus dos hijos: José, de 21 años, e Ignacio, de 14. Se iban de vacaciones. Él era funcionario, aficionado a la caza. Ella, enfermera.

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Un reguero de familias destrozadas

- Mariano y Esperanza. El único hijo de Mariano García (49 años) y Esperanza Borge (46) es auxiliar de vuelo. Les esperaba en Gran Canaria, donde vive. Los padres, palentinos, cogieron el vuelo JK-5022 para visitarlo. Mariano, maquinista, era natural de Venta de Baños, y allí viven sus padres. "No han podido ir a Madrid a reconocer los cuerpos. Tiene casi 90 años, sería demasiado. Les hemos rodeado de psicólogos para darles la noticia", explica la alcaldesa, Consolación Pablos.

- Una pareja y su niña. José Manuel García, 35 años; su novia Gema Contreras, de 33, y la hija de ésta, Laia Esteban Contreras, de siete años, están en la lista de fallecidos. Él era miembro del Club Balonmano Apóstol Santiago de Aranjuez, donde vivían; ella trabajaba en un centro ocupacional para discapacitados psíquica. Querían apurar sus vacaciones en Las Palmas.

- Claudio Ojeda, misionero.

Había sobrevivido a un brutal accidente de autobús en Camerún, a la malaria y a una vida de misionero en África. Por eso su familia tenía esperanzas de que superase el accidente. "Pero vimos la lista de heridos y él no estaba", lamenta su sobrino Daniel. Claudio había entregado su vida a los más pobres. Veía a su familia cada tres años. Ahora volvía desde Camerún, donde llevaba 10 años, para recuperarse de la malaria.

Con información de Joseba Elola, Pablo Linde, Aurelio Martín y Vera Gutiérrez Calvo.

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