Maya Plisetskaya pone el alma a bailar
La mítica bailarina, de 83 años, actuará el sábado en el festival de Cap Roig
Su figura frágil desprende un aura que no deja indiferente a nadie. A punto de cumplir 83 años, Maya Plisetskaya no ha perdido un ápice de su personalidad arrolladora y sus grandes ojos brillan de entusiasmo, de energía. A su paso por el hotel donde se aloja se forma un pequeño revuelo. Jóvenes clientas que toman el sol en la piscina se interesan por ella. No saben quién es pero intuyen la grandeza de esta mujer menuda. "Es como una diva", comentan y corren a contemplar la sesión de fotos que tiene como telón de fondo una cala cristalina de la Costa Brava.
La legendaria bailarina y coreógrafa, prima ballerina assoluta, actúa este sábado en el festival de Cap Roig en su única aparición en Europa prevista para este año. Acompañada de estrellas rusas del Mariinsky y del Bolshoi, y con la presencia de la española Lola Greco, Plisetskaya clausurará la función con la coreografía Ave Maya, creada para ella por Maurice Béjart. El espectáculo está dirigido por Ricardo Cue, que se deshace en elogios hacia la artista rusa. "Hay poca gente que a la vez que interpreta, crea. Son casos contados: María Callas, Bette Davis y ella". Cue enumera los papeles principales donde ha brillado -La muerte del cisne, Julieta o Kitri en Don Quijote- y asegura que muchas de esas interpretaciones, registradas en la década de 1960, "aún no se han superado, ni con toda la fuerza técnica actual".
"La técnica está muy bien, pero importa llegar al corazón", afirma la bailarina
Precisamente la técnica y la danza actual centraron los comentarios de la bailarina, defensora apasionada de poner el "alma" al servicio de la expresión corporal y de sentir la música. "La técnica está muy bien, en el deporte y en la vida práctica, pero importa llegar al corazón. En mi época se consideraba muy técnico bailar tres fuets. Hoy hay quien hace cien seguidos, cosecha aplausos inmediatos pero luego el público se va a su casa vacío, sin impresión", afirmó. Con gestos enérgicos y de buen humor la artista bromea sobre su longevidad artística y su espléndida madurez. "No hay ningún secreto, ya me gustaría conocerlo. Sólo hay trabajo y una lucha continua".
También criticó a los directores que no "saben escuchar la música y sólo están pendientes del tempo, de si esto es más rápido o más lento, y eso daña la partitura". Según ella, el único problema del ballet actual es "la falta de oído". También aseguró que la mítica escuela rusa de ballet clásico "ya no existe" y que actualmente "todo está globalizado".
Con todo, Plisetskaya considera que hay muchas "cosas interesantes" en el panorama de la danza actual, y anima a los bailarines de estilo contemporáneo. "Antes si no servías para ballet clásico probabas en el moderno. Ahora hay cosas modernas que las bailarinas clásicas no pueden emprender", sentenció. Pese a haber dirigido un tiempo la compañía nacional de ballet, Plisetskaya dice no "estar al tanto" de la situación de la danza en España. Le gustan Lola Greco y Tamara Rojo, pero sobre todo, el flamenco. "Me apasiona porque es técnico, popular y conmueve. Es puro sentimiento sin explicaciones".
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