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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Sandy Allen, la mujer más alta del mundo

Federico Fellini la inmortalizó en su película 'Casanova'

Sandy Allen, la mujer más alta del mundo, según el Libro Guinness de los récords, falleció el 13 de agosto en una residencia para enfermos con problemas de movilidad de Shelbyville (Indiana) a los 53 años. La causa de su muerte no se hizo pública, pero llevaba enferma varios meses y entre otras dolencias padecía diabetes, infecciones en la sangre y problemas respiratorios. Allen, de 2,31 metros, fue enterrada en un ataúd hecho a medida que ocupa el espacio de cuatro tumbas.

Cuando nació en Chicago en 1955, su tamaño era el de un bebé normal, pero un tumor provocó la producción excesiva de hormonas del crecimiento y, cuando cumplió los 10 años, ya medía 1,90 metros.

Su altura provocó el rechazo de los otros niños, con quienes ni siquiera podía jugar. Y ese rechazo la llevó a encerrarse en sí misma durante muchos años, hasta que en 1975 fue descubierta por los responsables del Libro Guinness de los récords y nombrada la mujer más alta del mundo. Aquel título cambiaría su vida.

Federico Fellini la inmortalizaría para el cine convirtiéndola en Angiolina la Gigante en la película Casanova. Además, su vida fue el foco de numerosos documentales. La fama le hizo aprender a interactuar con el público, y pronto se encontró en su salsa incluso haciendo bromas sobre su propio tamaño. Durante años se dedicó también a visitar escuelas y a ofrecer charlas para que los niños entendieran la importancia de respetar a las personas diferentes y así evitarles a otros los sufrimientos por los que ella tuvo que pasar de joven.

No obstante, incluso aceptando su condición, su vida no fue fácil. Su tamaño le acarreó problemas prácticos diarios. Necesitaba una cama especial para dormir que aguantara sus casi 300 kilos de peso; los viajes y las estancias en hoteles se convertían para ella en una pesadilla. En el trabajo, cuando lo tuvo, necesitaba que su mesa se elevara por encima de la media para poder meter sus piernas debajo. "En realidad, no tenía elección. Solía decir: 'Estoy orgullosa de mi altura'. Pero yo sé que se deprimía. Llevaba la procesión por dentro", relató Rita Rose, una de sus amigas de infancia, en el diario Indystar.com.

Su vida amorosa también se vio directamente afectada por su tamaño. Permaneció soltera hasta su muerte.

Sus problemas de salud la obligaron a vivir en silla de ruedas durante los últimos 10 años. Un día antes de su muerte, su amiga Rita Rose le puso el nombre de Sandy Allen a una beca de estudios para los jóvenes del instituto de Shelbyville. Sandy recibió el honor emocionada: "Ahora mi legado consistirá en algo más que mi tamaño".

Sandy Allen, ya en silla de ruedas, en 2004.
Sandy Allen, ya en silla de ruedas, en 2004.ASSOCIATED PRESS

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