"Su vuelo no es una prioridad. Hay muchos muertos"
"Estamos más tirados que una colilla". Luis Cantarote se desespera en la cola de Spanair en la Terminal 2. La información escasea. En la Terminal 4, donde se ha producido el accidente, se vive la misma situación de desconcierto. "Las aerolíneas no se quieren pillar los dedos y te remiten a las pantallas de información", cuenta Cristóbal Marín, cuyo vuelo a Ibiza está en duda.
El teléfono móvil se convierte en el objeto más utilizado por los viajeros. Sus rostros expresan gestos de contrariedad. "Nos vamos a coger un taxi hasta Atocha. Sacaremos unos billetes de AVE hasta Sevilla y desde allí a Jerez", relata Cantarote, miembro del grupo flamenco Navajita Plateá. Acaban de llegar de Ibiza y debían embarcar a las 17.20 hacia Jerez, donde tenían una grabación prevista a las diez de la noche. Son las 17.30 y se quejan de que Spanair no les da ninguna facilidad.
Ana espera en la misma cola del mostrador de la compañía española en la T-2. Ha aterrizado hace una hora procedente de Fuerteventura. Su viaje prosigue hasta Bilbao, donde hoy tiene que incorporarse al trabajo. "Me dan dos opciones, devolverme el importe del billete o retrasar el vuelo un día", relata.
La megafonía de la T-4 tampoco es un apoyo informativo para los viajeros. "Todos los vuelos pueden sufrir demoras. Por favor, estén atentos a las pantallas". El enfado de los pasajeros, conocedores del accidente, aumenta. Muchos incluso han facturado sus maletas sin tener seguro que su vuelo vaya a despegar. Se arriman al ventanal por el que divisan las pistas de la T-4. Observan la humareda que ha provocado el siniestro. Están perplejos. Son las siete de la tarde, han pasado cinco horas desde el accidente y algunos pasajeros continúan desconcertados.
Momentos de tensión
"Unos vuelos salen y otros no", dice una empleada de Spanair que atiende la cola que se ha formado frente al mostrador. Los que menos retraso presentan tienen una demora de hora y media. El caso más llamativo es el de un avión de Iberia que debía llegar a Madrid a las 14.35 procedente de Alicante. A las 21.00 todavía no lo había hecho.
Stephanie debía volar hacia Londres para tomar un avión de vuelta a Estados Unidos, su país de origen. Tras un par de minutos de tensión con una trabajadora de Iberia, la empleada le explica: "Tu vuelo no es una prioridad. Acaban de morir muchas personas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.