Los pilotos denunciaron "caos organizativo"
En cuanto se conoció la tragedia del MD-82, poco después de las tres de la tarde, el presidente de la sección sindical, Javier Navas, se negaba consternado a hacer declaración alguna. A las 12.13 la sección sindical del sindicato de pilotos SEPLA en Spanair enviaba a los medios de comunicación una nota muy dura contra la dirección de la compañía y anunciaban que estudiaban convocar una huelga.
"Aunque supiese algo, no lo diría; en estas circunstancias, toda prudencia es poca", se limitó a decir Navas. Luego desconectó el teléfono.
La nota de los representantes de los pilotos de Spanair estaba enmarcada en la negociación de una reducción de plantilla de la compañía y de un plan de viabilidad de la que criticaban su "indefinición". Pero ahí arremetían contra el "caos organizativo en el que vive la compañía", contra las presiones para transgredir ciertas normas, se quejaban de la falta de renovación de la flota (el MD-82 tenía 15 años pero no era de los más antiguos de ese modelo, según un piloto) y emplazaba a cambiar "la nula disposición del actual equipo directivo para mitigar las gravísimas carencias organizativas y estructurales".
"Los problemas endémicos de dimensionamiento de la plantilla están provocando continuas presiones y amenazas por parte de la dirección para que los tripulantes y el personal de mantenimiento transgredan las normas, incluyendo vulneración de límites de actividad, violación del régimen de días libres y vacaciones, de los convenios colectivos y de la legislación vigente", acusaba el comunicado. Aunque no lo señalaba directamente, en multitud de ocasiones los pilotos han defendido a capa y espada la necesidad de respetar y limitar adecuadamente los tiempos máximos de actividad para evitar poner en riesgo la seguridad.
"Los mismos gestores responsables de haber llevado a la empresa a su precaria situación han contratado los servicios de una consultora con el único propósito de justificar los nulos resultados de su modelo empresarial", prosigue la nota.
"En este caldo de cultivo, algunos gestores medran a costa de otros departamentos que se ven reducidos a meros negociados, aun a pesar de ser esenciales para las operaciones aéreas. Las reinversiones en los años de bonanza no se han producido. Los planes de sustitución de flota no se han desarrollado y no se ha invertido en elevar el valor de marca de la empresa. Como consecuencia, el desarrollo comercial es un continuo vaivén de experimentos inacabados".
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