No hay milagro para Reyes
Estévez cae a la primera mientras Casado y Marta Domínguez disparan las expectativas
Desde que el 1.500 español es lo que es, esto es, desde la medalla de Abascal en el Europeo de Atenas 82, sólo en un par de ocasiones, ambas protagonizadas por José Luis González, en Los Ángeles 84 y en Barcelona 92, un atleta patrio ha quedado eliminado en la primera ronda en una cita olímpica. Ayer, un segundo nombre se unió a la lista de la infamia, el del veterano Reyes Estévez, quien ha descubierto demasiado tarde, a los 32 años, que quien busque milagros, que suba a Lourdes, que en Pekín son ateos y en Ifrane, el refugio de El Guerruj en el Atlas marroquí, donde afinó su puesta a punto, no son católicos.
"Debo de estar incubando una gripe... Ya se sabe, los aires acondicionados", se justificó el de Cornellà, el mediofondista de más talento parido nunca en España tras terminar octavo en su serie con 3m 39,62. "Normalmente, a estos ritmos, yo voy meando, pero esta vez me he hinchado, nunca me he sentido en carrera, he estado sin sensaciones, nada... No me lo explico. Este deporte es así de injusto". Después de dos años prácticamente sabáticos al más alto nivel, Estévez se volvió a poner serio el invierno pasado. Se trasladó a Madrid, a vivir a la residencia Blume como un joven ilusionado, y a entrenarse con el legendario Manolo Pascua. Sin embargo, en la primavera le venció su también legendaria tendencia a conformarse con el trabajo justo, sin alardes. "Seguiré con Pascua y en el 1.500 hasta el Europeo de Barcelona 2010", anunció Estévez, cuyos mejores años siguen siendo los tres que van de 1997 a 1999, cuando se proclamó campeón de Europa y ganó tres bronces mundiales. Su mejor marca, 3m 30,57s, data de la final del Mundial de Sevilla 99.
"Debo de estar incubando una gripe...", se justificó el corredor de 1.500
Marta, que corría por tercera vez los 3.000 obstáculos, se manejó con maestría
En milagros no creen, sin embargo, ni Arturo Casado ni Marta Domínguez, pese a que la palentina quiera ceder un poco de protagonismo a la gracia divina mañana en la final de los 3.000 metros obstáculos. "Pienso en las medallas, pero no lo quiero decir", dice, sonrisa espléndida, Domínguez, quien se manejó en la semifinal con su maestría habitual, pese a que la de ayer era solamente la tercera vez en su vida que corría un 3.000 obstáculos. "Se trataba de gastar lo mínimo y me han llevado a ritmo. Mis objetivos eran que las piernas funcionaran, y han funcionado, pasar a la final, y he pasado, y ahora, que Dios me ayude". En la final, en la que tendrá que lidiar con las tres asombrosas rusas, sobre todo la tremenda Galkina, que se exhibió, y la keniana Jep-korir, a Domínguez la acompañará la pasiega Zulema Fuentes-Pila, quien convirtió su pase en una epopeya tras tragarse a una keniana que se zambulló delante de ella en una ría. "Era mi objetivo llegar y he llegado", dijo la pupila de Abascal. "Pero Marta nos va a regalar una medalla".
En medallas también piensa, y lo expresa, Arturo Casado, el madrileño, de 25 años, que cree ya llegado su momento en los 1.500 metros. Lo demostró, por lo menos, en su serie, en la que ubicó su coraza en la cuerda y nadie fue capaz de moverlo, ni con cambios largos ni con cambios cortos ni con nada. "Voy a intentar luchar por la medalla", dijo el habitualmente comedido campeón de España, quien sólo se dejó ir en la recta de su serie (2º, con 3m 36,42s). "Lo digo porque es que me encuentro muy bien, muy bien. Suelo ser prudente en lo que digo, pero esta vez siento algo dentro de mí... Llego en muy buena forma".
En las semifinales de mañana, tratará también de encontrar un hueco en la final Juan Carlos Higuero, quien no corrió tan exuberante, tan fresco, como en él es habitual en las primeras rondas. En la última recta incluso mostró el mismo agarrotamiento que su compañero de sprint, el campeón mundial Bernard Lagat, uno de los favoritos, cuya tensión facial contrastó con el relajamiento del ganador, el keniano Kipropo. "Pero quien asusta es Ramzi", dijo Casado en referencia al bahreiní de origen marroquí, otro exhibicionista como Galkina, que corrió sus últimos 400 metros en 52s para terminar en 3m 32,89s su actuación. Todo un derroche, y eso que ha anunciado que quiere doblar con el 5.000. "Está espectacular, pero eso se acaba pagando. O por lo menos, lo pagamos las personas normales...", dijo Casado.
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