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Reportaje:HISTORIAS DE LOS JUEGOS: MÉXICO 1968 | PEKÍN 2008 | Juegos de la XXIX Olimpiada

Tragedia, asombro y dignidad

Los Juegos de México, los primeros hispanos, son recordados por el asombro de las proezas de los participantes y las reivindicaciones legendarias de los atletas negros estadounidenses. Se desconfiaba de la capacidad latina para organizarlos y fueron un éxito. Pero todo pudo quedar en nada. El de 1968 fue un año movido. Desde el mayo francés a los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, pasando por la invasión soviética de Checoslovaquia o la toma de conciencia estadounidense de que perdía en Vietnam. Diez días antes de la apertura mexicana, en medio de un gran descontento social en el país, militares y paramilitarse reprimieron brutalmente una manifestación en la plaza de las Tres Culturas. Fuentes oficiosas elevaron las víctimas a más de 300.

La sangre se lavó fuera y la altitud del Distrito Federal, 2.240 metros, pese a las dudas iniciales por el peligro para los atletas, lanzó la cita mexicana a la gloria y al recuerdo eternos. El 30% de oxígeno que faltaba para las pruebas de resistencia permitió gestas imborrables en las distancias cortas, donde se batieron casi todos los récords en la nueva pista de tartán.

Hasta la meteorología se sumó. Y el azar. Momentos antes de una tormenta, el viento, sospechosamente favorable en el límite exacto permitido, también ayudó a volar a Bob Beamon muy por encima de su tiempo. Sus 8,90 metros, 53 centímetros más que el récord anterior, duraron 23 años, hasta que Mike Powell los superó en los Mundiales de Tokio, en 1991.

Otro gran vuelo fue el de Dick Fosbury. De espaldas. La gran innovación atlética y sensación de los Juegos. Copiaba lo practicado ya por la canadiense Debbie Brill, pero él lo hizo en el mejor escaparate. Le dio el nombre e hizo olvidar el mérito del último y más grande saltador a rodillo ventral, el ruso Valeri Brumel.

Tommie Smith levantó los brazos mucho antes de ganar los 200 metros y su récord mundial de 19,83s quedó corto. Pero su gesto iba bastante más allá. Incluso los atletas negros habían hablado de boicotear los Juegos. Por eso, él y John Carlos, bronce al que pasó como un cohete a falta de 50 metros, subieron al podio con las zapatillas en la mano, en largos calcetines negros. Al empezar el himno de las barras y estrellas, en lugar de ponerse la mano en el corazón levantaron sus brazos con guantes negros, puños cerrados. Smith, el derecho, Carlos, el izquierdo. Agacharon las cabezas y no miraron a las banderas que subían a los mástiles. El escándalo que se barruntaba, llegó. Fueron expulsados de los Juegos, pero ganaron un puesto en la historia.

"Cuando nos dimos la vuelta para irnos del podio me sentí con una enorme fuerza, la de un hombre libre al que nunca más podrían poner grilletes", dijo Carlos. Pero fueron vilipendiados y marginados largos años. Su gesto fue mucho más que el black power. Una acción contra la indignidad.

El podio de 400 fue todo estadounidense y también negro. Ellos se pusieron boinas. Los 43,86s de Lee Evans duraron 19 años también en lo más alto. Al Oerter, el gigante blanco que supo brillar en el momento justo de los Juegos, completó su cuarto oro en disco. La checa Vera Caslavska, escondida tras la invasión soviética de su país dos meses antes de los Juegos, reapareció para ser la reina con sus cuatro oros y dos platas en la gimnasia. Hasta se casó en México con su compatriota el mediofondista Jozef Odlozil.

España volvió a quedarse sin medallas, pero el legendario saltador de pértiga Ignacio Sola, noveno, tuvo el honor de poseer por unos minutos el récord olímpico con 5,20 metros.

MÉXICO 1968

- Países participantes:> 112

- Número de atletas: 5.516

- 1º medallero: EE UU, 107 medallas (45-28-34)

- España: 126 participaciones. Sin medallas.

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