El yudo envejece
La escasa base y la irrupción de nuevos países impide a España repetir las seis medallas de 1992, 1996 y 2000
Un puñado de españoles revolucionó la grada del Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pekín. "¡Activa, activa!", se desgañitaban. Leire Iglesias disputaba su sexto combate del día. Era su última carta para luchar por el bronce. Perdió. Esta bilbaína de 30 años que se entrena a las órdenes de Javier Alonso en Alicante, en el mismo semillero del que ha salido más de la mitad de los yudocas olímpicos españoles, se batió con bravura pero no pudo evitar el penúltimo revés para la delegación española. El resultado para ella es satisfactorio pero el yudo español sigue buscando de manera desesperada una medalla que le redima de sus dos últimos ciclos olímpicos. No subió al podio en Atenas y en Pekín queda a expensas del último cartucho, el que debe gastar hoy mismo la burgalesa Esther San Miguel en la categoría de menos de 78 kilos.
España sigue varada en Pekín tras la derrota de Leire Iglesias por el bronce
"Vienen años difíciles. Esta generación se acaba", dice un yudoca español
En 2007 había el mismo número de licencias que en 2001, según el CSD
¿Qué explica el paso atrás de un deporte que sumó seis medallas en Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000? "Estamos ahí, los terceros o cuartos de Europa, pero nos ha faltado ese salto", razona Javier Alonso. "Todo se hace más difícil porque las grandes potencias siguen siéndolo y además una serie de países como Georgia y Uzbekistán que antes no existían han apostado fuerte por este deporte y ya están sacando medallas". El entrenador español Macario García discrepa: "Parece que sea un fracaso pero hemos demostrado que somos competitivos en estas citas. Es cierto, tal vez nos falte una base más amplia. Pero de hecho, la lectura de lo que hicimos en los Juegos de Atenas es errónea. Disputamos tres combates por medalla y logramos cinco diplomas olímpicos". Los yudocas españoles tienen buenas referencias competitivas. Todos han destacado en los Campeonatos de Europa y del mundo y Ana Carrascosa, Isabel Fernández y Óscar Peñas partían entre los favoritos para la victoria en Pekín. Ninguno ha logrado por ahora subir al podio.
Alonso trata de ser ecuánime. "Yo diría que el resultado de Leire es muy bueno, no excepcional, porque eso hubiera significado ganar medalla, aunque ha ganado a la campeona del mundo. Lo que sí aseguro es que si David Alarza no ha sacado medalla es porque se ha lesionado". Alarza, en la categoría de -90 kilos, no pudo siquiera presentarse a la repesca tras lesionarse en la espalda ante Amar Benikhlef, que horas más tarde hizo historia ganando la medalla de plata para Argelia.
Héctor Nacimiento, un yudoca internacional que se ha desplazado hasta Pekín pagándose los gastos y que hace de sparring de Alarza, advierte. "Esta generación se acaba y lo malo es que hay un salto muy grande. Óscar Peñas, Isabel Fernández, la propia Leire o yo estamos por encima de los 30 años. Me temo que viene una época jodida para el yudo".
Según Nacimiento, es fundamental apoyar al grupo de chavales de 17 y 18 años que reúnen condiciones y a los que se debería potenciar fomentando que compiten al más alto nivel mundial. "En Italia, cuando destacas ya te proponen convertirte en carabiniere y permiten que te dediques por completo al deporte. En Francia las ayudas son enormes y, además del Gobierno, los clubes también pagan a los yudocas. En España tienes que pagarte hasta la cuota del club donde te entrenas. Este deporte es muy duro. Llegas a casa dolorido tras los entrenamientos. Si no se incentiva a los jóvenes, es imposible". En España, según datos del Consejo Superior de Deportes, existía en 2007 un total de 107.000 licencias federativas, la misma cantidad desde 2001.
Leire Iglesias certifica la dureza de dedicarse a este deporte. Trabajaba de fisioterapeuta y tuvo que dejarlo. Igualmente tuvo que abandonar temporalmente los estudios de enfermería y asumir que iba a ver muy poco a su novio, a su familia y a sus amigos porque el poco tiempo libre que tiene en Alicante no le permitía viajar a Bilbao. Toda una apuesta personal con un objetivo concreto "Para mí ya era un sueño estar aquí y me he quedado a las puertas de hacer realidad el sueño de ganar una medalla". Esther San Miguel tiene hoy la última palabra para el yudo español en Pekín. El último asidero para que el desplome no sea total.
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