"La pirotecnia ha perdido personalidad"
Rafael Aguirre lleva unido al Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de San Sebastián desde su arranque en 1964. Primero formó parte de su organización como director del Centro de Atracción y Turismo de la ciudad. Y desde 1997, año en que se jubiló, integra el jurado que elige cada verano el mejor espectáculo pirotécnico. Es autor del libro Los fuegos artificiales.
Pregunta. ¿A cuándo se remonta el gusto de San Sebastián por los fuegos artificiales?
Respuesta. Al siglo XVI, según las crónicas. San Sebastián era paso obligado de los monarcas españoles cuando iban a Francia y, al parecer, se quemaba pólvora metida en una especie de saquitos de papel y que hacía figuras, como el sol y la luna o la serpiente y el dragón, pero sin explosiones.
P. ¿Cómo ha cambiado el mundo de los fuegos artificiales a lo largo del tiempo?
R. Radicalmente. Los fuegos artificiales tienen una doble faceta: técnica y arte. En el mundo de la química, ha habido un progreso impresionante y continuo, a lo que hay que añadir el uso de las nuevas tecnologías, como los ordenadores. El arte también ha progresado, pero ha progresado más la técnica que el arte, porque los fuegos artificiales han perdido personalidad.
P. ¿Por qué?
R. Por la globalización. Antes, en los años sesenta, setenta e incluso ochenta del pasado siglo, veías una colección y sabías de dónde era. Venían los pirotécnicos italianos y lanzaban siempre su artefacto peculiar: la bomba cilíndrica de rayos. Las carcasas valencianas tenían una personalidad que reconocía hasta el más lego. Los franceses traían candelas romanas y los japoneses, la bomba japonesa, que es la esférica perfecta. Ahora, en cambio, todos se copian. Y si la economía está invadida por los chinos, los fuegos artificiales mucho más. Así que entre la producción propia a un coste de diez o traer fuegos de China con la misma calidad a ocho... La economía prima.
P. ¿Usted qué valora de un espectáculo pirotécnico?
R. El jurado valora distintos elementos: la densidad, la variedad, la luminosidad, la originalidad, el ritmo de lanzamiento, la sonoridad. Para mí lo más importante es la originalidad, poder decir "esto no lo he visto nunca, es un avance".
P. ¿Una buena traca final puede hacer olvidar un espectáculo mediocre?
R. Quizá al espectador sí, pero al jurado, desde luego que no, porque valoramos la traca como un aspecto más de la colección.
P. Hay quien se burla del tópico fuegos y helado durante la Semana Grande donostiarra.
R. Tiene una razón sociológica. San Sebastián en Semana Grande es una ciudad absolutamente familiar. En Pamplona, en cambio, muchas familias se van en sanfermines y aparecen todos los jóvenes. No es tanto la idiosincrasia, sino la composición de la población en cada ciudad durante las fiestas.
Rafael Aguirre
(San Sebastián, 1937) fue director del Centro de Atracción y Turismo durante 33 años, desde 1964 hasta 1997, cuando se jubiló de manera anticipada. Desde entonces se dedica a escribir y "a vivir". Presentó su última obra, una novela titulada Los ucranianos, hace tres meses. Ahora prepara por encargo un libro sobre los últimos 50 años de Guipúzcoa.
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