Simpatía y cansancio
Conversaba apasionadamente -discutía- con mi hijo de 30 años (filósofo, cantante, enamorado de los animales, contradictorio, vital) y, después de muchos recíprocos plantes amistosos, le espeté: "Pues yo creo que EL PAÍS es un milagro". Aunque jamás se da por vencido, la contundencia de este argumento lo silenció unos segundos.
Ahora comprendo que yo estaba exagerando. EL PAÍS apuesta por la serie Me cago en mis viejos. Seguramente una serie titulada Me meo en mis bebés no la incorporarían a su Revista de Verano para no entrar en esa subcultura de cretinos que pueden llegar a delirar con las imbéciles prerrogativas de disfrutar de una edad o de otra. Me debato entre la simpatía y el cansancio por mi PAÍS, ¿lo entienden.
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