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Tú al colegio 'payo' y yo al gitano

El fiscal jefe de Madrid investigará la permuta de dos colegios públicos: uno, medio vacío, tiene un 60% de alumnos gitanos y el otro está masificado

Elena G. Sevillano

Los padres del colegio público San Roque no tienen ninguna duda: "Si nuestros hijos no fueran gitanos, esto no se haría". Lo dice Liria de la Cruz, presidenta del AMPA, que ayer se entrevistó con el fiscal jefe de Madrid, Eduardo Esteban Rincón, para contarle en qué situación se encuentra este colegio del barrio de San Andrés, en Villaverde.

"Hay actuaciones un poco extrañas que habrá que investigar", aseguró después el fiscal a EL PAÍS.

"Si nuestros hijos no fueran gitanos, no lo harían", dice la presidenta del AMPA
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"Si vosotros no lo queréis, ¿veis bien que nos manden allí?"

La historia se podría resumir así: el San Roque tiene un 60% de alumnos gitanos y el resto, de 20 nacionalidades. Tiene capacidad para 700 alumnos, pero el curso pasado sólo se matricularon 210. Sus instalaciones son amplias y modernas. Su patio, la envidia del barrio. Pero en Villaverde tiene fama de conflictivo.

En el otro extremo, aunque a sólo 250 metros del San Roque, está el colegio Cristóbal Colón, también público. Pensado para acoger a un máximo de 300 niños, roza los 400. Ya no tiene salón de actos, ni biblioteca, ni sala de informática, ni laboratorio. Los espacios comunes ahora son aulas. "Está saturado", resume la presidenta del AMPA, Adolfina Marín. Los padres se manifestaron en junio pasado para exigir soluciones. "O menos inscripciones o nuevas instalaciones", decían las pancartas.

La solución que ha dado la Consejería de Educación, y que tiene soliviantados a los gitanos, es la permuta de los centros. Es decir, trasladar alumnos y profesores de unas instalaciones a las otras. "Nos están robando un colegio hermoso, grande, para meternos en el que no quieren para sus hijos", se queja De la Cruz.

Los padres van a presentar un recurso contencioso administrativo con el apoyo, entre otras, de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Giner de los Ríos, el sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Madrid y la Fundación Secretariado Gitano. Al fiscal jefe, que se sumará a ese recurso, le llama la atención que la permuta se haga sin el acuerdo de los padres y que "en el colegio sólo exista un colectivo que en la sociedad es minoritario".

Mientras, aprovechando las vacaciones escolares, los obreros ya preparan el traslado. La Consejería de Educación lleva meses defendiendo que la permuta cuenta con el visto bueno de todos los implicados, aunque ayer un portavoz admitió que "no se llegó a votar en el consejo escolar del San Roque". "Lo decidieron a escondidas", insiste De la Cruz. Los padres del Cristóbal Colón sí votaron a favor de la permuta, pero no porque les parezca la mejor opción. "No nos han ofrecido otra", critica la presidenta del AMPA. La solución que proponen, en vista de la saturación que viven los colegios de la zona, sería construir un centro nuevo. La Consejería de Educación asegura que no hay suelo.

El colegio gitano se ofrece a fusionarse con el Cristóbal Colón. "Cabemos perfectamente. Somos conscientes de que tenemos peor nivel educativo, pero nos adaptaríamos", asegura De la Cruz. Las asociaciones de esta etnia afirman que la intención de la consejería es perpetuar la segregación de los alumnos gitanos. "El nivel del San Roque es muy bajo, pero es porque las autoridades educativas no le han puesto remedio. La ley dice que los niños deben tener unos conocimientos mínimos. Ha habido una negligencia", asegura Amara Montoya, de la Asociación de Mujeres Gitanas Españolas.

La consejería insiste en que prima el derecho de elección de centro de los padres. "Sólo han pedido el San Roque dos familias", asegura el director del Área Territorial de Madrid Capital, Bonifacio Alcañiz. La otra comunidad educativa, afirma, no acepta la fusión. "El barrio considera que el proyecto educativo del San Roque no les satisface. Queremos cambiar esa realidad social y estamos dispuestos a escuchar propuestas, ampliar horarios o contratar más profesores".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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