Pasados por agua

Después de cada partido o un entrenamiento severo, los jugadores del Barça se pegan un buen chapuzón. A algunos futbolistas, sin embargo, no les gusta demasiado; es obligatorio pasar por la piscina de agua helada. Una medida instaurada por David Álvarez, médico fichado este año tras militar en el Castillo canario, y aprobada por el técnico Pep Guardiola, que le exige al futbolista plena dedicación al club. No sólo les prepara dobles sesiones y les obliga a compartir mantel para desayunar y comer, sino que les cuida hasta después de entrenar. Meterse en la piscina, en cualquier caso, es una práctica terapéutica que recupera de la fatiga muscular.

Hace unos años, el doctor Jordi Ardévol, ex jefe de los servicios médicos del Barça, instaló en el vestuario azulgrana varias cubetas metálicas con el mismo propósito. Pero el entonces técnico Frank Rijkaard no obligó al uso de tales recipientes, sino que declaró la práctica opcional. Desde hace dos años, en el vestuario del Barça hay una piscina mantenida a 12 o 13 grados, y Guardiola exige a los jugadores que la utilicen. "Me parece sensacional porque es un método tan conocido como contrastado", desvela el propio Ardévol. "Es una práctica antigua pero un acierto porque es una forma idónea para recuperarse de la fatiga muscular y de las microcontusiones", añade Ramon Balius, médico del Consejo Catalán del Deporte.

La inmersión del futbolista en la piscina suele ser de cinco a siete minutos y es parcial; de medio cuerpo para abajo. "Es específicamente para las piernas y los muslos", detalla Ardévol; "para recuperarse del DOMS (delayed onset muscle soreness -molestia muscular de inicio tardío)". Balius agrega: "Normalmente, se utiliza en la alta exigencia deportiva. Con el trabajo en el agua, además, se mantiene la capacidad aeróbica; la resistencia, por ejemplo, para aguantar más tiempo un partido". Y también va bien para curar y prevenir lesiones articulares lumbares y musculares. Al lateral azulgrana Abidal, por ejemplo, que se perdió la parte inicial de la pretemporada por su maltrecho tobillo derecho, le aplicaron el tratamiento satisfactoriamente.

Aunque no revolucionario ni novedoso, el método que aplica el médico David Álvarez en el Barça da resultado. "Se trata de que funcione y ayude", desvelan desde el club. Pero parece existir una versión mejorada del tratamiento. "En Francia, en Capbreton, hay un centro de recuperación que extiende la práctica a todo el cuerpo y no sólo a las piernas", destaca Balius. "La temperatura sobrepasa los 80 grados bajo cero y los pacientes se sumergen en el agua un minuto y medio", apostilla Ardévol. "Es una especie de tortura", bromea Balius. El proceso, sin embargo, es muy costoso. "No sólo por la instalación y el funcionamiento, sino que se requiere un control absoluto de las constantes cardiacas y respiratorias por parte de unos médicos muy cualificados y familiarizados con el método", señala Ardévol.

El Barça, de momento, se limita a los chapuzones de medio cuerpo. Pero son obligatorios.