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Entrevista:SANTI UGALDE | Actor y coordinador del grupo de teatro de calle Trapu Zaharra | Días de diversión

"Al teatro de calle le hace falta una vuelta de tuerca más"

Con Santi Ugalde a la cabeza, el grupo de teatro vasco Trapu Zaharra viajó hace unos días a Aguilar de Campoo (Palencia) para recoger el premio Escalera de Plata Especial del 14º Encuentro Internacional de Artistas Callejeros. Esta noche (23.30), dentro del programa de la Semana Grande donostiarra, desembarcará en la plaza de Guipúzcoa con Visa vis, una obra que critica en clave de humor las técnicas de venta sin escrúpulos y aborda el tema de la esterilidad.

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado el teatro de calle en este cuarto de siglo que lleva en activo Trapu Zaharra?

Respuesta. Antes era un teatro muy artesanal. Era la época de los zancos y las fanfarrias y primaba la imagen. Poco a poco se ha ido profesionalizando y ofreciendo textos más dramáticos, situaciones que se alejan un poco de lo que era la animación de las calles. Ahora se hace un producto más elaborado y teatral.

P. ¿Y el público?

R. Ahora es más europeo y educado y, por tanto, también más distante. Antes era más juguetón, más participativo, tenía menos prejuicios y sentido del ridículo. También es cierto que hay un antes y un después de la entrada de la cámara indiscreta. La televisión ridiculizaba a los espectadores. Muchas veces se reía de ellos, y nosotros notamos ese punto de inflexión, ese recelo del público. En cualquier caso, en los pueblos o pequeños barrios la gente está más dispuesta que en las grandes ciudades.

P. Siempre se ha calificado al público vasco de frío. ¿Es un sambenito o tiene algo de cierto dentro de esa postal general?

R. Lo tiene bastante bien merecido, para desgracia nuestra. Tiene otra manera de reírse y colaborar con el espectáculo, pero sí que es más frío, y especialmente el público donostiarra. Es como que pone el culo duro y entonces le sale la sonrisa.

P. ¿En este sentido, qué le parece la iniciativa del pañuelo festivo? ¿Cree que los donostiarras se animarán a ponérselo?

R. ¿Qué importancia tiene un pañuelo al fin y al cabo? Es otro pedacito de uniforme que nos cuelgan. La participación hay que buscarla por otro lado. Se me ocurre que sería bueno hacer comidas de vecinos en las aceras de los barrios. Cosas de ese estilo calientan las fiestas y hacen que realmente la ciudad se transforme.

P. Volviendo al teatro de calle, ¿cuál es su actual estado de salud en Euskadi?

R. Muy buena, pero le haría falta una vuelta de tuerca más, arriesgar un poco más por parte de los programadores en la manera de programar para pillar público.

P. ¿Cómo?

R. Por ejemplo, organizando convocatorias, no sé de qué estilo, para atraer al público joven que se hacina en los botellones. Quizá hay que salirse del esquema clásico de festival o programación y organizar convocatorias en el contexto de una fiesta. Si plantas una programación en la plaza de Guipúzcoa ya sabes qué tipo de público te va a ver.

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