Un combativo festival de pueblo
Unas dos mil personas asistieron a la séptima edición del Figa Rock
A medio camino entre una fiesta de pueblo y un festival de verano en la costa, el Figa Rock es, desde su propia concepción, un evento diferente se mire por donde se mire. Se realiza en medio de un campo recién segado de un pequeño municipio leridano cercano a Tàrrega con un manto de estrellas como única carpa, no hay que pagar entrada, sólo dura ocho horas y en el escenario te puedes encontrar de todo -viejas estrellas del rock de los años setenta, poetas, artistas suramericanos e imágenes psicodélicas- con la contracultura y el alejamiento de los circuitos comerciales como único elemento común. Un eclecticismo y una rebeldía que atraen también a un público contrapuesto y complementario a la vez, que va desde jóvenes con rastas hasta roqueros cincuentones.
Con estas premisas que se repiten cada año desde la creación del festival en el año 2002 por el grupo de rock Alquimistes Folls, la coctelera del Figa Rock se puso el pasado sábado en marcha de nuevo con el legendario Pau Riba como uno de los principales ingredientes. Después de haber formado parte del cartel en seis de sus siete ediciones, Riba volvió a mostrar su predilección por este festival leridano estrenando espectáculo, con un repertorio mayoritariamente nuevo y acompañado por cuatro bandas que llenaron el escenario con cerca de 20 músicos. Su tirón y su carisma se hicieron notar, de manera que su actuación fue la más esperada y también la más aplaudida por el público asistente.
Antes que Riba habían pasado por el escenario varios artistas para ir abriendo boca. El festival se inició con un homenaje a los colaboradores que ya no lo podrán ser más, como el poeta Gimody, fallecido recientemente en un accidente de tráfico, algunas de cuyas creaciones se musicaron. El grupo mexicano-catalán Naguals Acció Teatral fue el primero en actuar y después el programa siguió con grupos como los míticos Atila, que realizaron en el Figa Rock su reaparición después de 30 años de ausencia de los escenarios; el cantautor Enric Hernáez;los Antonio Smash Trio, otros míticos del rock progresivo setentero, y la cantautora costarricense Rosa Sánchez, que con su voz dulce y llena de sensibilidad volvió a relajar el ambiente antes de la esperada entrada de Riba. También actuó Daniel Higiénico Band, que ya tuvo una buena acogida en la edición de 2007, y cerró la noche el pinchadiscos Polla Rock, que animó la noche hasta el amanecer.
La intención de los organizadores del Figa Rock, por el que pasaron cerca de 2.000 personas, es perpetuar el encuentro y sanear sus finanzas. Para ello, intentarán que el Ayuntamiento de Tàrrega compre su costosa instalación musical, cosa que los dejaría sin el déficit que arrastran desde hace unos años y les permitiría dedicar su menguado presupuesto, que ronda los 30.000 euros, a intentar acercar nuevos artistas a la pequeña población de La Figuerosa.
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