Locarno huye del 'star system'

El Festival de Locarno propone este año una selección "profundamente europea", que huye de las producciones estadounidenses y del star system en palabras de su director Frédéric Maire. Una edición con escasa presencia española que se inauguró el miércoles con la proyección de Brideshead revisited, de Julian Arnold, versión de la mítica serie británica protagonizada en esta ocasión por Emma Thompson y Michael Gambon.

Entre los invitados de relumbrón destaca el cineasta israelí Amos Gitai, quien recibirá el Leopardo de Honor a toda su trayectoria. De Gitai se proyectó el jueves su última obra, Plus tard tu comprendras, protagonizada por Jeanne Moreau y saludada por la crítica especializada como "una de sus mejores, si no la mejor película hasta el momento" del realizador de Tel Aviv.

Pero la celebridad más esperada en esta pequeña ciudad de la Suiza de habla italiana es, sin duda, Nanni Moretti. El autor de Caro diario será el gran homenajeado con una retrospectiva de su obra y "carta blanca" para seleccionar las 15 películas que "marcaron su visión del cine". Así el público descubrirá las películas de los hermanos Taviani, de Marco Ferreri, Nagisa Oshima, Milos Forman, Abbas Kiarostami o Francis Ford Coppola, entre otros, que componen el personal universo de Moretti.

Estrenos mundiales

También se espera en Locarno el estreno mundial de la ópera prima como realizador de Alessandro Baricco. El autor de Novecento y Seda presentará en la Piazza Grande Lezione 21, película protagonizada por el inglés John Hurt y la española Leonor Watling. El estreno tendrá lugar la noche del lunes. Pero hoy, sábado, es otro célebre escritor quien presenta su primer trabajo detrás de las cámaras. Se trata del enfant terrible de las letras francesas Michel Houellebecq, quien adapta y dirige su novela La posibilidad de una isla, una de las películas que más curiosidad despierta entre público y especialistas.

Llama la atención la virtualmente nula presencia en este festival de cine producido en Estados Unidos, así como de estrellas de la pantalla, de esas que atraen al público y a los medios de comunicación. Pero tal parece ser la elección consciente de la dirección de un festival que lleva décadas apostando por los autores y por un cine que huye de las rutas comerciales. Una apuesta que ha llevado a Locarno a convertirse en una referencia del "otro" cine. El que no se ve comiendo palomitas.