"¿Quién quiere ir en agosto a Ibiza?"
Tal vez no sea la tarde más calurosa del año. Pero podría serlo. Y en estas que Patricia Conde (Valladolid, 1979) se planta frente al fotógrafo, en plena Gran Vía, cinco y media de la tarde del martes, y empieza a hacer mohínes. Contenta, pícara, melancólica. Tacones, pantalón pitillo, blusa transparente negra y la melenaza rubia que los telespectadores se han acostumbrado a ver cada tarde en el programa de parodia televisiva Sé lo que hicisteis... (La Sexta). "Eeeeeeh", le sueltan dos curritos desde una furgoneta, medio cuerpo fuera de la ventanilla. Ella ni se da cuenta.
Pregunta. ¿Qué se le ha perdido en agosto en Madrid, cuando todo el mundo se va?
Respuesta. Quién quiere estar en agosto en Ibiza, en la playa, con un mojito. A ver, ¿quién?
"Cuando vi 'Los 39 escalones' me partí de risa. Dije: 'tengo que hacerlo"
P. Algún loco.
R. Claro. Lo mejor es estar en Madrid. No hay nadie. Puedes aparcar. Es un tópico, pero es verdad. No te hace falta reservar en el restaurante, no hay atascos. Además, es que no me queda otra. Tengo que preparar la obra de teatro.
P. El día 27 estrena Los 39 escalones. Hitchcock, nada menos.
R. Pero que nadie piense que voy a hacer un dramón. No, no es una obra policiaca ni mucho menos. Es una parodia, una adaptación de la película de Hitchcock que ha hecho Patrick Barlow que está triunfando en Londres y Broadway. Primero vi la película, y luego, la adaptación. Me partía de la risa. Dije: cómo mola esto. Tengo que hacerlo.
P. ¿Es su primer agosto aquí?
R. Sí, siempre he sido muy comodona. Yo, como las grandes. Me voy todo el mes, y de un sitio a otro. Empalmo Palma con Ibiza, Ibiza con Formentera...
Suena la musiquita del móvil. "Será tu compañero. Para preguntar cómo queremos el abanico". El fotógrafo ha ido a una tienda de souvenirs a por uno. Por aquello de ilustrar lo duro que es pisar asfalto en agosto. A Patricia no le gustan. "Son como de señora, ¿no?". En la obra interpreta a tres personajes: una espía, una granjera inocentona y la rubia despampanante que encandila al protagonista. Sin abanicos.
P. Había hecho teatro antes, monólogos. Esto es diferente.
R. Bueno, toda mi infancia la he pasado encima de un teatro. Mi tío tenía uno y daba clases. Al fin y al cabo, el programa es un teatrillo que nos montamos ahí entre cuatro.
P. Vuelve a la tele el día 1 y lo simultaneará con el teatro. ¿Podrá con el pluriempleo?
R. A ver cómo lo hago. Tengo el ejemplo de Ángel Martín, que estuvo haciendo teatro y tele a la vez. Me ayudan mis jefes, que son muy buenos y, en lugar de hacerme venir a las ocho para grabar sketches me dejarán entrar más tarde sólo para presentar. No puedo prescindir ni de una cosa ni de la otra. Quiero el buen rollo del programa, que todo el mundo lo ve, que es la bomba. Y cómo se les va a ir la presentadora... El teatro lo hago por mi crecimiento personal. No pretendo nada, no quiero ir a Hollywood, sólo hacer mi obra.
P. ¿Cómo es un día de agosto? Recomiende un par de sitios en los que huir del calor.
R. Voy al gimnasio. Vengo al teatro a ensayar. Veo muchas películas. Muy relajado. Yo me lo monto muy bien. Soy de las que opina que quien quiera verme, que venga a casa. Para qué te vas a ir a La Latina, con el calor que hace, que me encanta, pero si en mi casa tengo mi trocito de piscina, de jardín, buena música, cócteles...
P. ¿Habrá novedades en el programa? ¿No se cansa de su personaje de rubia tonta y loca?
R. No. ¿Sabes otro mejor?
P. Gracia hace.
R. Entonces por qué cambiarlo; es tan fácil y maravilloso.
P. ¿No se enfadan con usted los que salen en el programa?
R. Creo que todos tienen sentido del humor porque, en el fondo, les gusta. Yo no pinto nada, soy la actriz que lee el guión. Algunos se enfadan, pero con los directivos de la cadena. No encuentran la fórmula de contraatacar nuestro programa. Es invencible. Cómo te vas a reír de nosotros si somos los primeros que nos reímos de nosotros mismos.
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