Gol olímpico

El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), reunido ayer en Lausana, dio la razón al Barcelona, que recurrió a su mediación tras verse obligado a ceder al delantero Leo Messi, de 21 años, para participar en los Juegos. Argentina debuta hoy contra Costa de Marfil en el estadio de Shanghai y está por ver que pueda hacerlo con Messi, ya que la resolución del TAS es muy clara y beneficia al conjunto catalán, al igual que a los alemanes Werder Bremen y Schalke 04, cuyo contencioso tenía por protagonistas a los futbolistas brasileños Diego y Rafinha.

"Los Juegos Olímpicos no están incluidos en el calendario de partidos y no existe una decisión específica del comité de la FIFA que establezca la obligación de los clubes para liberar a los menores de 23 años", dice la resolución. El TAS apela "a la buena voluntad" de la FIFA y los clubes para encontrar "una solución razonable, con respecto a los jugadores que quieran depender de su selección". Los dos clubes alemanes cederán a sus jugadores a cambio de que Brasil pague un seguro sobre posibles lesiones.

Joseph Blatter, presidente de la FIFA, mostró su sorpresa por la resolución, que consideró "decepcionante", pero aseguró asumirla con respetoe instó a los clubes a ceder a los jugadores, pese a todo. "Sería maravilloso para los jugadores, para los Juegos y para el espíritu olímpico", dijo Blatter, que anunció una reunión con el Comité Olímpico Internacional al término de los Juegos. Julio Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol Argentina fue tajante. "Messi no se mueve", advirtió. "Me ha llamado y me ha dicho que quiere quedarse", añadió. "Jugará", manifestó Sergio Batista, el seleccionador. A Joan Laporta la noticia le pilló durmiendo en Chicago, donde el Barcelona cierra hoy una gira por México y Estados Unidos. Tras reunirse con Txiki Begiristain y Pep Guardiola, éste último habló con el jugador y llegaron al acuerdo de tratar el asunto hoy, después de que el Barça juegue con el New York Red Bulls esta madrugada.

Juegos y fútbol siguen sin mezclar bien. Las gestas deportivas del fútbol carecen de la épica de otros deportes cuando se meten en territorio olímpico. La historia recuerda que Yugoslavia es la selección que ha jugado más finales consecutivas -cuatro, entre Londres 48 y Roma 60, cuando logró el oro- y que Hungría, con tres victorias -1952, 1964 y 1968- es el equipo que más veces ganó unos Juegos. Víctima de un desamor histórico, el fútbol parece vacío del espíritu olímpico que impregna otros deportes. De hecho, no es nuevo que el fútbol genere dolores de cabeza al movimiento olímpico, que no abre del todo la puerta a los astros del balón. Ya en 1932 fue expulsado del calendario, acusado de profesionalismo. Desde entonces, nunca encontró su espacio por mucho que los mejores jugadores de todas las épocas se vistieran de olímpicos.

Puskas, Czibor y Kocsis dejaron su impronta en Helsinki 52, Polonia -con Lato, Deyna, Gadocha...- arrasó en Múnich 72 y en Berlín 36, Italia ganó a Austria la final gracias a los goles de un extremo que jugaba con gafas, Anibale Frossi. No hay sitio para la épica en el fútbol olímpico. Da igual si han jugado De Rossi y Pirlo, Xavi y Puyol, Eto'o y Kameni, Coloccini y Saviola, Rivaldo y Ronaldo o Romario y Bebeto, y Guardiola y Kiko. O si fueron olímpicos el holandés Kuypers, el uruguayo Cea, los maravillosos suecos Gren, Nordahl y Liedholm o si en Amberes 20 estuvo Pichichi.

Mañana debutan Ronaldinho y Kaká al frente de la canarinha, y su presencia, lejos de alegría, ha generado dolor de cabeza al Comité Olímpico Brasileño, pues la Federación Brasileña de Fútbol se negaba a dejarles jugar sin su escudo de pentacampeón del Mundo. En el fondo, todo se remitía a una guerra comercial, pues Nike imponía sus derechos sobre el fútbol brasileño. Las chicas debutaron ayer contra Alemania (0-0) vestidas de Nike.

El fútbol termina siendo ninguneado por las gestas de atletas, nadadores, dream teams de baloncesto y hasta luchadores, según el país que mire a los Juegos. El verdadero y, probablemente, único lazo perdurable entre el fútbol y los Juegos se limita al gol que marcó el argentino Cesáreo Onzani a Uruguay en un saque de esquina que entró directo. Desde entonces, este tipo de acción se conoce como "gol olímpico". Ni siquiera fue en unos Juegos. Fue en Buenos Aires, el 2 de octubre de 1924 y si le llaman "gol olímpico" es porque lo encajó la selección uruguaya, que unos meses antes obtuvo el oro en los Juegos de París.

RESULTADOS. FÚTBOL FEMENINO. Grupo E: Argentina, 1; Canadá, 2. China, 2; Suecia, 1. Grupo F: Alemania, 0; Brasil, 0. Corea del Norte, 1; Nigeria, 0. Grupo G: Japón, 2; Nueva Zelanda, 2. Noruega, 2; Estados Unidos, 0.