Un puente a prueba de riadas

Beniarbeig cicatrizó ayer una de las peores heridas de la brutal riada del pasado 12 de octubre en La Marina Alta. Lo hizo con la apertura del nuevo puente, que sustituye al que fue destruido entonces por las aguas enfurecidas del río Girona.

El flamante paso ha sido bautizado con el nombre de Greenwich, en homenaje al meridiano que transcurre invisible por el corazón de la comarca. En estos meses los vecinos de este municipio dividido por las inundaciones han cruzado el río por la pasarela provisional construida por el Ejército tras la catástrofe. Pero ahora, "éste es un puente de verdad y para siempre", señalaba ayer orgulloso uno de los centenares de residentes que tuvieron el honor de estrenar el nuevo paso entre tracas y parabienes.

El Consell presume de que, a diferencia del anterior, este nuevo puente será seguro y resistirá las futuras crecidas del Girona. Así, una estructura diáfana permite el paso de las aguas, porque la Generalitat sostiene que las arcadas del viejo puente destruido agravaron los efectos de la inundación, como sucedió también en El Verger o en Els Poblets.

De ahí que la capacidad hidráulica del puente Greenwich -que ha costado 2,6 millones de euros y mide 45 metros- sea de 1.800 metros cúbicos por segundo, el doble que la del anterior. Eso sí, se ha mantenido en pie uno de los arcos del antiguo puente, que tenía un gran valor simbólico para la población. El consejero de Infraestructuras, Mario Flores, anunció ayer que un kilómetro río arriba se construirá un segundo paso para evitar el colapso del puente. La Diputación de Alicante ha invertido otros 2 millones en la urbanización del entorno.