Mueren 17 niñas al derrumbarse una escuela coránica en Turquía
Las primeras investigaciones apuntan a que la causa fue una explosión de gas
El rezo musulmán de madrugada terminó ayer en tragedia en el iman hatip (escuela coránica) femenino de Balcilar, a unos 350 kilómetros al sur de Ankara. Al menos 17 chicas de entre 8 y 16 años murieron al derrumbarse el edificio de tres plantas tras una explosión, previsiblemente causada por un escape de gas.
El Ejército y los vecinos de la zona buscan supervivientes entre los escombros
Sus padres las enviaron a un campamento de verano en las montañas de Toros, lejos de la asfixiante estepa de Anatolia, para que estudiaran el libro sagrado en un centro gestionado por una de las miles de cofradías islámicas que nutren el tejido social del interior de Turquía. Medio Gobierno, cuatro unidades del Ejército y todos los vecinos de la zona buscaban anoche desesperadamente supervivientes bajo los escombros.
Un total de 27 niñas, algunas de ellas con graves quemaduras, pudieron salir con vida de entre los cascotes. "Hemos oído voces procedentes de los restos de la escuela", aseguraba el alcalde de Balcilar, Melmut Demirgul, a las cadenas de televisión turcas. Las autoridades locales calculaban que medio centenar de chicas se habían inscrito en la colonia religiosa femenina. Una de las supervivientes relató que varias de sus compañeras y algunos profesores habían percibido olor a gas poco antes de las cinco de la madrugada (las cuatro hora peninsular española) cuando se dirigían a practicar sus abluciones antes del rezo musulmán de maitines. La explosión se originó, según las primeras investigaciones, en un conducto roto y pudo haber hecho estallar en llamas el depósito de gas de la iman hatip.
Turquía vive en un continuo sobresalto. Tras los atentados con bomba que causaron 17 muertos y 150 heridos el domingo pasado en Estambul y el polémico fallo exculpatorio del Tribunal Constitucional en el caso de ilegalización contra el partido gobernante, la tragedia del iman hatip de Balcilar se suma al desasosiego de los turcos.
El ministro del Interior, Besir Altalay, se presentó en la mañana de ayer en la escuela coránica acompañado de varios ministros para organizar las tareas de auxilio a las víctimas cuando la población local ya estaba excavando con sus propias manos para intentar localizar a posibles supervivientes bajo los escombros. Cuatro equipos militares dotados de perros adiestrados en la búsqueda de personas enterradas, apoyados por helicópteros para evacuar a los heridos a los hospitales más cercanos, participaron en las tareas de rescate.
La polémica rodeaba también anoche el derrumbe de la colonia religiosa de las montañas de Toros. La Dirección de Asuntos Religiosos turca informó a la agencia de noticias privada Anka que el campamento de verano no estaba legalmente registrado.
La Administración provincial de Konya, la región considerada cuna del islamismo turco, precisó a la agencia estatal Anatolia que la escuela coránica contaba con permiso para impartir cursos a niños, en tanto que el anexo femenino que se derrumbó aún no contaba con licencia oficial. En Konya aún se recuerda a las 92 personas que perecieron en 2004 al desplomarse el edificio de 11 pisos en el que vivían.
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