Riccò confiesa
El ciclista italiano admite ahora el consumo de EPO para reducir la sanción a un año
La semana pasada, cuenta La Gazzetta dello Sport, el ciclista italiano Riccardo Riccò rompió con sus agentes, los hermanos Carera, y cambió de abogado. Dejó a Federico Sekani, especialista en defender a deportistas en casos de dopaje y precursor de la teoría de que hay que negarlo todo y buscar una falla en el sistema para salir con la mejor solución posible, y se puso en manos de Odoardo Ascari, veterano letrado muy solicitado para su defensa por los carabinieri y que en su tiempo defendió al viejo ex primer ministro Giulio Andreotti en el proceso sobre sus relaciones con la mafia, lo cual sólo puede significar que Riccò busca una reducción de la condena. Ayer declaró ante la Fiscalía Antidopaje del CONI -el órgano deportivo italiano que, en paralelo con el juez de Foix (Francia) que le persigue por la vía penal, debe juzgarle por la vía deportiva- y, en efecto, dio marcha atrás. Dejó de negar en redondo que se hubiera dopado y confesó, de modo calculado y medido, que consumió un producto prohibido unos días antes del Tour.
"He cometido un error. Pero el Giro [quedó segundo] lo corrí limpio"
Vídeo: la primera victoria de Ricco en el Tour |
Vídeo: la segunda victoria de Ricco |
"He cometido un error. Lo he cometido solo. He consumido ese producto del que todo el mundo habla", dijo Riccò en una conferencia de prensa minutos después de declarar ante el fiscal del CONI. El producto del que todo el mundo habla es la CERA, una EPO que con sólo una inyección provoca efectos eritropoyéticos (aumento de glóbulos rojos) durante un mes y que el pelotón creía que era invisible en los controles. Riccò precisó que lo hizo el miércoles anterior al Tour, en el que llevaba camino de convertirse en el gran dominador -ganó dos etapas de manera espectacular en el Macizo Central y los Pirineos-, y que lo hizo porque acabó machacado en un Giro en el que fue segundo, tras Alberto Contador. "Pero el Giro, quiero que lo sepan mis tifosi, lo corrí limpio. Sólo conté con mis piernas", dijo Riccò, quien no quiso explicar dónde se procuró la CERA -"basta con mirar en Internet", dijo-, pero que exculpó a su equipo, el Saunier Duval.
El corredor, de 24 años, que puede lograr al admitir los hechos una reducción a la mitad de la suspensión prevista, dos años, no pudo evitar, sin embargo, mostrar su lado provocador. "En el Tour pasé muchos controles, pero sólo di positivo dos veces, lo que quiere decir que el método de detección no es muy bueno", apuntó, con lo que, de paso, pudo dar una explicación al enigma Piepoli. Pocos minutos después de que la policía francesa detuviera a Riccò en Foix, Piepoli confesó a su director, Joxean Matxin, que él había hecho "lo mismo que Riccò". Matxin retiró al equipo del Tour y esperó que llegara el correspondiente positivo del italiano. Y aún sigue esperando: el laboratorio de París no ha comunicado ningún positivo más por EPO. Mientras tanto, el sábado, en la Clásica de San Sebastián, el equipo de Matxin volverá a la competición, pero con otro nombre, Scott-American Beef, después de que Saunier retirara el patrocinio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.