Noche romana en Baelo Claudia

Isabelle Savidan y Sebastien Maubaret tienen sólo 17 años y disfrutan de su juvenil amor al atardecer en medio de la arena de la playa de Bolonia, en Tarifa (Cádiz). Es justo al caer el sol cuando deciden subir hasta un edificio de piedra, el centro de interpretación de las ruinas de Baelo Claudia, un conjunto arqueológico que puede presumir de entorno natural y de pasado pues conserva aún los restos de toda una ciudad romana. Isabelle y Sebastien son dos entre el más de centenar de personas que esta noche han aceptado la oferta de conocer los vestigios de la historia a la luz de las estrellas.

Isabelle y Sebastien han venido de Tánger. Es su primer viaje de enamorados. Han cruzado el Estrecho y han ido a conocer la costa que tienen enfrente de su ciudad. También quieren saber lo que sucedió allí hace 2.000 años, cuando Baelo Claudia era una importante ciudad del imperio romano, con una gran relevancia por su estratégica posición. La Consejería de Cultura ha apostado por incrementar la difusión de estos restos con nuevas actividades que aprovechan la temporada estival. "Hemos sido pioneros porque abrimos por las noches y ofrecemos obras de teatro y conferencias", explica orgulloso el director del conjunto arqueológico, Ángel Muñoz.

Durante todo el año las ruinas están abiertas hasta las 20:30 pero este verano, por cuarta vez consecutiva, hay visitas amenizadas y tematizadas a las 22:00 y a las 23:15. Son gratuitas aunque es conveniente reservar plaza en el teléfono 956106796 porque hay un aforo máximo para 100 personas. En las amenizadas la arqueóloga Esperanza Mata se encarga de explicar a los visitantes las claves históricas del conjunto arqueológico. Isabelle y Sebastien van casi siempre en primera fila. Ella entiende las indicaciones en español, él no sabe el idioma así que prefiere perderse en abrazos y besos a su novia.

Sebastien e Isabelle se dejan llevar entre la multitud que camina cerca del acueducto. En la fábrica de salazones, donde se extraía lo necesario para la famosa salsa garum, cinco figurantes representan la escena. Dos romanas tejen redes mientras que un operario da a probar a dos mandatarios los productos de la factoría. Hay un paseo rápido junto a la necrópolis, una parada frente a una de las viviendas que han resistido mejor el paso del tiempo, y una larga explicación en la basílica. En uno de los tres templos, las dos romanas de antes realizan una ofrenda a los dioses. "Podían ser animales como bueyes o bien flores o miel", detalla la arqueóloga.

El viaje amenizado termina en el teatro, donde los figurantes simulan una obra con máscaras. Los visitantes se sientan en el graderío donde se contempla todo el conjunto arqueológico. Se puede contemplar las estrellas, se puede escuchar las olas romper en la arena y se huele el incienso que se quema en algunas de las estancias.

La arqueóloga señala las luces que se ven al fondo. "Aquello es Tánger". Isabelle le traduce al oído a Sebastien. Una excusa para un nuevo arrumaco en la noche de Baelo Claudia.