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Reportaje:Carreras & Capital humano

Menos clases en el curso laboral

La empresa reducirá un 20% los recursos destinados a formar a sus empleados

Carmen Sánchez-Silva

El trabajador español está cada día mejor formado. También la inversión que destinan las empresas a profesionalizarle va en aumento, lo mismo que los fondos que dedica la Administración. Es el resultado del crecimiento económico de los últimos años. Sin embargo, el camino por recorrer es todavía largo si se compara a nuestro país con la mayoría de sus socios de la Unión Europea. Además se ha topado con la crisis económica, que "irremediablemente" mermará los recursos públicos y privados que se van a la formación continua de los trabajadores. Y es que, en pleno ajuste de costes, una de las primeras partidas que se recorta del presupuesto de las empresas es la de la formación, que aún no se ve como una inversión, sino como un gasto, coinciden en señalar el presidente de la consultora de formación Élogos, Mariano Baratech, y el director de Formación de la agrupación de empresas Garben, Javier Martínez.

El sector de la enseñanza a trabajadores mueve 2.000 millones
Las empresas no utilizan todas las ayudas públicas a la formación

Ambos observan pocos descensos en los presupuestos que las organizaciones aportan para mejorar la cualificación de sus empleados, por ahora. Prevén que en el último trimestre del año la caída se note más, pero sobre todo en 2009, cuando podría situarse en torno al 20%. Algo que también ocurrirá con los fondos públicos; a menores ingresos y cotizaciones a la Seguridad Social, menor inversión.

Pero eso no significa que el negocio que mueve el sector de la formación en España vaya a dejar de crecer por encima del aumento del PIB, como lo ha hecho en la última década, según Baratech. En 2007, este mercado movió 2.049 millones de euros en las grandes empresas, administraciones públicas y agentes sociales, a tenor del estudio realizado por élogos, que refleja un crecimiento del 4% respecto al año anterior. Esto se traduce en 34 horas en cursos impartidos por trabajador en las grandes corporaciones y en 41 horas anuales en las administraciones públicas.

Entre otras cosas, este mercado se apoya para crecer en las bonificaciones públicas que reciben las organizaciones, un buen pellizco del que fundamentalmente se aprovechan las grandes compañías y la Administración porque a las pequeñas y medianas empresas les cuesta gestionarlo y, en muchas ocasiones, desconocen su existencia. Y no debería ser así, según los expertos, si España quiere ser un país competitivo y mejorar su productividad.

El montante que resulta de las aportaciones que las empresas han de destinar a la Seguridad Social para la formación de sus trabajadores es de 2.388 millones de euros para este año, según la Fundación Tripartita, antiguo FORCEM, que se encarga de gestionarlo. De ese presupuesto más de la mitad se va a la formación continua de empleados, en tanto que el resto se dedica a las personas en paro.

"La empresa privada se gastaría muy poquito dinero en formación si no existieran estas bonificaciones. No hay más que ver cómo ni siquiera se consumen los recursos públicos que se presupuestan para ellas anualmente", asegura Javier Martínez. Sólo el 4% de las sociedades de entre uno y cinco trabajadores demandan y obtienen estas ayudas públicas, en tanto que más del 90% de las que cuentan con una plantilla de 5.000 personas lo hacen, según datos de la Fundación Tripartita.

A juicio del director de Formación de la asociación de pymes Garben, las ayudas servirán para compensar el recorte que están comenzando a realizar las empresas en sus presupuestos de formación. Ajuste que confirman compañías como la inmobiliaria Renta Corporación, sumida en un importante plan de reducción de gastos para sobrevivir a la crisis de su sector.

Y que no afecta a otras, sobre todo a las que se preocupan por la cualificación de sus empleados y, a las bonificaciones públicas, suman una inversión propia relevante. Sectores como las telecomunicaciones, el financiero, el energético y el farmacéutico están a la cabeza de gasto en formación por empleado. Al contrario de lo que ocurre entre las firmas del sector hostelero, el comercial o el agrícola. Por ejemplo, Telefónica repartió entre sus 230.000 empleados un presupuesto superior a 59 millones de euros en 2007, lo que se tradujo en más de 14 millones de horas de formación presencial impartida.

¿En qué materias prefieren formar las compañías a sus trabajadores? Pues del estudio elaborado por élogos se desprende que en liderazgo y habilidades directivas, por delante de los idiomas y las tecnologías que eran los programas más recurrentes en los últimos años. Y es que la "guerra por el talento" fuerza a las organizaciones a preparar a sus equipos. Lo que choca con los resultados que arroja la última Encuesta Laboral del Ministerio de Trabajo e Inmigración, con datos de 2005, de que sólo el 50% de los empleados de las 360.000 compañías consultadas realizó cursos durante ese ejercicio. Y también choca con el objetivo que se ha propuesto el Gobierno de fomentar la formación continua entre los trabajadores. ¿Qué hace falta realmente para que ese porcentaje aumente? A juicio de Javier Martínez, informar mejor a las empresas, sobre todo pymes, de la existencia de las ayudas; que la formación sea valorada por parte del empresario y del trabajador como una inversión y que tanto los horarios como las metodologías de los cursos se adapten a las necesidades de los empleados.

La formación se paga

Los trabajadores españoles no son todo lo conscientes que deberían de la importancia de su formación, que se nota en el sueldo, tal y como demuestra la consultora ICSA Recursos Humanos en su último estudio, realizado analizando casi 84.000 datos salariales establecidos por niveles profesionales. Su Observatorio Salarial refleja que la retribución media de un no universitario en España es de casi 20.000 euros anuales, frente a los 30.600 euros de un universitario, lo que arroja un gap del 53% en 2008, superior al del 49% del año pasado.

A mayor cualificación, mayor sueldo.

Entre diplomados y licenciados universitarios la diferencia salarial es de unos 6.000 euros anuales, pero si el titulado realiza un máster su retribución media aumenta más de 9.000 euros. Sin embargo, entre los no universitarios, los niveles de formación profesional se dejan notar menos en sus salarios.

ICSA desciende al detalle y muestra el impacto de la formación sobre los distintos puestos. Así, un directivo universitario gana un 11% más que uno no universitario (de 63.000 a 70.000 euros anuales); la misma variación que hay entre los mandos intermedios titulados y no titulados (de 32.000 a 35.000 euros). En el caso de los empleados, la distancia entre quienes han pasado por la universidad y los que no se traslada más fuertemente al sueldo, un 22% más elevado para quienes han acudido a las aulas (de 17.000 a 21.000 euros anuales). Y es justo lo contrario de lo que ocurre entre los operarios, que cobran prácticamente lo mismo hayan estudiado o no.

Sólo el 12% de los directivos no son universitarios, como el 25% de mandos intermedios. En cuanto a los empleados españoles, el 51% ha pasado por las facultades, algo que sólo han hecho el 8% de los operarios.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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