Villalonga, un maestro de la oratoria con apoyo político
En una hora de discurso, el jueves pasado, Juan Villalonga exhibió su talento para la oratoria y se metió al valencianismo en el bolsillo. No a Juan Soler, aún máximo accionista. El promotor urbanístico fue víctima de un acceso de ira. Quien lo tuvo todo sigue siendo incapaz de atemperar el vigor de sus impulsos. Y el jueves por la noche dio buena muestra de ello.
La velada fue un esperpento. Primero salió Villalonga a la palestra y se sintió como en casa. Añoraba los focos y los flashes. Y pasó casi hora y media departiendo con la prensa. Criticó a Soler a conciencia. Hizo público el estado de las finanzas. Arrojó un panorama desolador: 439 millones de deuda, 350 millones a pagar por el nuevo estadio, que ya se está construyendo, y peligro de entrar en causa de disolución. Y, además, desveló las intenciones del ex presidente de vender a las figuras. "Vender a Villa sería como amputarle un brazo al enfermo", advirtió. Lo mismo opinaba el centenar de aficionados que ayer por la tarde se citó en Mestalla. Desaprobaron la gestión de Soler y la llegada de Soriano. Y le cantaron a Villalonga.
El financiero le hizo pupa a Soler. El empresario, herido, le llamó "mentiroso y demagogo". Y negó que las arcas del club estén tan necesitadas pese a que la situación "no es boyante". Soler y Villalonga rompieron el jueves, pero pueden volver. El primero busca comprador. Y el segundo tiene todo el apoyo de los políticos valencianos y está "entusiasmado" con el proyecto y con la reacción de la afición.
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