Dercy Gonçalves, actriz brasileña

Murió de pulmonía a los 101 años en un hospital de Río de Janeiro. Días antes, había cumplido su último deseo: jugar al bingo, su gran pasión.

Dercy Gonçalves, una de las actrices más irreverentes del siglo XX, hizo reír a varias generaciones de brasileños desde todos los escenarios, en la televisión y en el cine, donde trabajó en 36 películas. Era un emblema de la espontaneidad y de la franqueza. Siempre con las palabrotas por delante. Cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, hace dos años, decidió prohibir el juego del bingo por la corrupción que había anidado en él, Dercy se presentó en su despacho y le espetó: "¿Qué coño es eso de cerrar los bingos? ¿Y ahora dónde voy a ir a jugar?". Lula soltó una carcajada.

Había contagiado tanto a todos con sus "palabrotas cariñosas", como ella las llamaba, que el gobernador de Río, Sérgio Cabral, recordando su vida, también soltó una palabrota. Era una entusiasta de la vida y de la alegría. A sus 100 años desfiló al ritmo de samba. "Con mis pechos bien caídos, ¿por qué no?", decía.

Su amor por el teatro la llevó a escaparse de casa escondida en un tren cuando era adolescente. Años después se convirtió en la estrella de la comedia ligera. A los 90 años firmó un contrato con la cadena SBT para presentar el espacio Habla Dercy. Tuvo también un programa sobre temas sexuales.

Todo en ella era abundante, extremo. Se hizo construir un mausoleo fuera del cementerio de Santa María Magdalena, en el Estado de Río. ¿Por qué? Porque es tan grande que no cabe dentro.