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Reportaje:

El ladrillo asedia Numancia

Proyectos urbanísticos en el entorno de la ciudad de Soria amenazan el asentamiento celtíbero y varios bienes de interés cultural

Elsa Granda

El ladrillo no sólo sacia su voracidad en las costas españolas. Los bienes paisajísticos, históricos, naturales y culturales constituyen ahora un nuevo reclamo para urbanizaciones de lujo y otros proyectos urbanísticos. Esa escalada es la que asedia actualmente Numancia, que se levanta en el recio paisaje soriano. Sobre una zona elevada conocida como cerro de la Muela, visible desde la capital de la provincia, están enclavadas las ruinas del asentamiento celtíbero que fue el paradigma de la resistencia frente a la ocupación romana, al sufrir 11 meses de férreo cerco. Unos postes blancos marcan la ubicación de los siete campamentos que el general Escipión ordenó construir en el año 134 y que unió entre sí con una muralla de nueve kilómetros de perímetro para someter a los rebeldes.

Está proyectado un polígono industrial a 400 metros de los restos romanos
El plan quitará a la familia Marichalar una sexta parte de una finca

Cuesta imaginar la transformación que sufrirá ese paraje cuando se ejecuten los proyectos previstos. Paradójicamente, el desarrollo más lesivo con la naturaleza y el entorno numantino se denomina Ciudad del Medio Ambiente. Ocupará el espacio equivalente a 62 campos de fútbol y se emplazará sobre un humedal en el que hoy habitan varias especies protegidas. Para evitar cualquier obstáculo la Junta de Castilla y León (PP) decidió dar luz verde a su ejecución a través de una ley, que actualmente se encuentra recurrida ante el Constitucional por los socialistas. Este proyecto contempla la construcción de 800 viviendas, un hotel, oficinas, una escuela de equitación y un parque industrial. Pero este megaproyecto no es el único previsto en esta zona.

Lindando con dos de los vestigios romanos se levantarán otras 300 viviendas con vistas al histórico asentamiento. Poco más allá, en el legendario Monte de las Ánimas, habrá un cementerio privado con tanatorio. Y como guinda, el Ayuntamiento de la ciudad (PSOE) ha iniciado el proceso de expropiación de 120 hectáreas de una finca propiedad de la familia Marichalar para construir un polígono industrial y una depuradora a tan sólo 400 metros de los terrenos donde Escipión oteaba a los resistentes numantinos, en la margen izquierda del río Duero.

Según denuncian distintos organismos nacionales e internacionales, el proyecto causará un daño irreversible al entorno. Estudios económicos independientes lo califican como innecesario "porque Soria no necesita más suelo industrial". "Somos el único caso en Europa en que unos propietarios piden que sus tierras vuelvan a ser rústicas. No queremos construir, ni especular, sino que sigan como hasta ahora. Incluso nos han propuesto poner ahí molinos eólicos; que es muy rentable, pero ni nos lo planteamos", asegura Amalio, el mayor de los hermanos Marichalar, que pide al consistorio que justifique el interés general por el cual les despojará de una sexta parte de su finca.

La Real Academia de la Historia y la de Bellas Artes de San Fernando, así como distintas asociaciones, universidades y organismos culturales nacionales e internacionales, consideran que los planes en el entorno de Numancia causarán un grave daño a los valores naturales, paisajísticos, culturales e históricos. En la página web salvemosnumancia.org y en el sitio de Internet del Departamento de Historia Antigua de la Universidad a Distancia (UNED) se recogen firmas para que Numancia sea declarada Patrimonio de la Humanidad y evitar así el rodillo urbanístico. La directora de ese departamento, María Jesús Peréx, califica el proyecto de "barbaridad sin justificación y atentado paisajístico".

Soria, según el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente, cuenta con suelo industrial para los próximos 30 años, porque ya se está ejecutando un polígono de 274 hectáreas. Según un estudio del profesor de Economía Aplicada de la UNED Gregorio Izquierdo, la ciudad tiene con esas 274 hectáreas una reserva de suelo industrial que, de ser utilizada en la proporción actual (1,5 hectáreas anuales), duraría casi dos siglos. Con esas estimaciones, la construcción de un segundo polígono parece no estar justificada.

La gestación de esa segunda zona industrial, que afectaría a siete bienes de interés cultural, es cuando menos extraña: el consistorio aprobó su Plan General en abril de 2006. En él no se incluyó ese proyecto. La familia Marichalar asegura que Gesturcal -sociedad de la Junta de Castilla y León- y el Ayuntamiento firmaron un convenio para el desarrollo del polémico polígono en junio de 2005, evitando incorporarlo al Plan, en tramitación en esa fecha, lo que califican como "fraude de ley". Recién estrenado el PGOU, el Ayuntamiento soriano propuso su modificación, que fue aprobada en mayo de 2007, para incorporar ese convenio.

La familia Marichalar sospecha que el objetivo de la operación es la recalificación de esas 120 hectáreas (a precio de expropiación) para construir viviendas, una vez que el tiempo demuestre que el polígono es inviable. Este diario ha intentado recabar, sin éxito, la versión de las Administraciones autonómica y local.

El propio concejal de Urbanismo de Soria, Luis Rey, reconocía en julio de 2007 en El Heraldo de Soria: "Ojalá haya demanda para llenar los dos polígonos, pero en principio parece cuando menos una mala previsión inicial". El actual alcalde socialista, Carlos Martínez, por su parte, siempre se mostró escéptico con el proyecto mientras fue jefe de la oposición.

El Ministerio de Cultura, encargado de velar por los Bienes Históricos, alega que las competencias corresponden a la Junta. Sin embargo, la profesora de la Universidad de Burgos Begoña Bernal señala que la ley obliga al Estado a proteger los bienes culturales, entre los que está incluido el paisaje. Bernal, que ha elaborado un exhaustivo informe para el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, que asesora a la UNESCO, señala que "el proyecto pone en grave riesgo la integridad y conservación de los bienes" de interés cultural circundantes y que no cuenta con el preceptivo informe de impacto ambiental.

El Ayuntamiento pretende aprobar la expropiación de los terrenos este mes. Si nadie lo impide, Numancia también estará ahora cercada por excavadoras.

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