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El poder de los precios

En tiempos en que se ha puesto de moda criticar el funcionamiento de los mercados, es interesante constatar cómo los elevados precios de la energía están afectando el comportamiento de los consumidores en los Estados Unidos. Desde allí están llegando noticias que apuntan a cambios de conductas que, de mantenerse en el tiempo, provocarán cambios de tendencias muy profundos.

En primer lugar, hay que anotar la caída brutal en las ventas de vehículos deportivos utilitarios (SUV), hasta el punto de que las grandes compañías automovilísticas están disminuyendo su producción. La moda de los SUV ha sido el principal factor determinante del aumento en el consumo de gasolina en transporte, y su fin es una gran noticia.

El encarecimiento de la gasolina está cambiando hábitos de derroche en el consumo

En segundo lugar, llama la atención el vuelco hacia el transporte público, especialmente en ciudades donde éste está bien desarrollado. Las cifras muestran aumentos entre el 10% y el 15% en ciudades como Boston y Nueva York. Esto a su vez ha ido acompañado por cambios en los valores de las propiedades, en favor de aquellas más cercanas a las ciudades y a las estaciones de transporte público. Mirando al futuro, esto sin duda traerá un mayor impulso al desarrollo de inversiones en transporte público masivo y menos en carreteras. Otra buena noticia.

También se advierten signos de que se detiene la expansión del extrarradio. La combinación de altos costes de mantenimiento y calefacción de casas muy grandes, con el mayor coste del transporte, podría revertir una tendencia acumulada durante décadas, lo que también representaría una ganancia de eficiencia energética final.

Recientemente se informaba de que esto también está afectando a la educación universitaria: los alumnos están siguiendo más cursos por Internet, para rebajar sus gastos en transporte. Si esto significa el despegue masivo de las aplicaciones masivas de Internet a la educación, incluso más allá de la universitaria, podríamos estar en los albores de una revolución de alcance insospechado, especialmente si pensamos en sus aplicaciones al mundo en desarrollo, sobre todo en zonas rurales.

Los precios están haciendo bien su trabajo. Quizá lo único malo es que aún hay muchos países donde los consumidores finales no tienen la oportunidad de actuar, ya sea porque su consumo está subsidiado -lo cual, por cierto, favorece especialmente a ricos y derrochadores- o porque los impuestos han sido rebajados.

Los mayores precios de la gasolina están cambiando hábitos de derroche en el consumo, impactando en el transporte, en el desarrollo urbano e incluso en la educación. Dejémoslos actuar.

Joaquín Vial es economista jefe de la Unidad de Tendencias Globales del Servicio de Estudios BBVA.

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