El desplome hace añicos el prestigio de Brown

La economía británica sigue debilitándose. The Economist Intelligence Unit, que vaticina un crecimiento de tan solo el 1,7% para este año, frente al 3% de 2007, ha recortado ahora del 1,5% al 0,5% sus previsiones para 2009. Y, a pesar de las negativas del responsable del Tesoro, Alistair Darling, el fantasma de la recesión está cada vez más presente.

El Gobierno parece atenazado ante una crisis que en parte está fuera de su control: el sistema financiero se ha contagiado de la inestabilidad en EE UU y la inflación, empujada por los precios internacionales de petróleo y los alimentos, puede llegar en los próximos meses a superar el 4%, desbaratando cualquier posibilidad de que el Banco de Inglaterra recurra a la política monetaria para incentivar el crecimiento. Los más pesimistas creen que se verá obligado incluso a subir los tipos de interés.

El Tesoro sufre un encorsetamiento similar. El compromiso de los laboristas de reformar los servicios públicos ha deteriorado las cuentas estatales y la contracción de la economía acentúa este deterioro. El déficit presupuestario corriente se ha disparado en junio y deja el saldo negativo trimestral en 26.000 millones de euros frente a los 15.800 del año anterior.

El Gobierno baraja la posibilidad de reformar el sistema que le impide endeudarse más allá del 40% del PIB, lo que acabará de hacer añicos el deteriorado prestigio del primer ministro Gordon Brown.

En ese escenario, las medidas han puesto el acento en estabilizar el sistema -sobre todo la banca- y ayudar a los perjudicados por la crisis más que en reactivar la economía, como si existiera la convicción de que esta es una tormenta inevitable y lo único que se puede hacer es guarecerse lo mejor posible.

La medida más importante ha sido crear un sistema para dar liquidez a la banca mediante el intercambio de activos por deuda del Tesoro para acabar con la crisis crediticia. Se estima que los bancos han intercambiado ya valores por 63.000 millones de euros.

Otras medidas han buscado mejorar el acceso de las familias a los servicios de las cooperativas y sindicatos de crédito, ayudar a los pequeños ahorradores a estar mejor informados al manejar sus finanzas, apelar a los bancos para que repercutan en sus clientes los recortes del precio del dinero de meses atrás y posponer el aumento de la fiscalidad de la gasolina en 2,52 céntimos de euro que iba a entrar en vigor en octubre.