Otro 'karaoke'
Singstar es un popularísimo juego de karaoke de la PlayStation de Sony. En la pantalla sale la letra de la canción escogida y unas marcas que señalan la entonación musical que debe seguir el jugador. Se puede escoger nivel -fácil, medio y difícil- para una misma canción. Al final, la máquina puntúa. Pues bien, casi tal cual (ignoramos en qué nivel se juega -¿el fácil?-) es el programa que estrenó el miércoles TVE. Se llama como el juego, tiene el mismo repertorio, las mismas marcas.
En España hay más de ochocientos mil singstars en las casas. Pero hay una diferencia con la tele, aquí sólo tienen micro los concursantes. Mientras que en casa los episodios frecuentísimos de desafino son motivo de juerga tenerlos que escuchar en la tele sin poder desafiarlos resulta aburrido. Cantar como una almeja entre amigos es divertido, que en eso consista una parte del espectáculo televisivo, una lata. La televisión no puede emular un videojuego. Una cosa es jugar y otra mirar cómo juegan, aunque el presentador le ponga un exorbitante entusiasmo
La mercadotecnia del juego Singstar es activa. Van a estar en un escenario del festival Summercase. A los chicos de Operación Triunfo (Tele 5) se les ve con un singstar en la academia. Y ahora lo aposentan dos horas en el prime time de TVE.
Y de las dos horas a los 40 segundos, que es lo que dura Barras (Antena 3). Son dos fogonazos al día, antes de Los Simpson y después de Al pie de la letra. En los tiempos fundacionales de la televisión, la carta de ajuste y sus barras, entonces en blanco y negro, estaban horas y horas en la pantalla. Ahora que han desaparecido para el espectador, Antena 3 las resucita en color y las anima. Hay un elegante, sin subrayados, combate a los tópicos. Reconfortante. Habiendo visto todo lo que han visto desde la carta de ajuste, se comprende que estén así, perplejas. Ante el medio y ante la vida.
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