Prohibido exponer fruta en Valencia
El Ayuntamiento multa a los comercios que invaden la acera con mostradores
"Almodóvar vino hace 8 años porque quería usar la tienda como decorado. También vinieron Rita [Barberá] y Carmen [Alborch] a fotografiarse" Mari Luz y Mari Ángeles Jovani regentan la misma tienda de ultramarinos donde crecieron en el popular barrio valenciano de Benimaclet. Ahora, los únicos visitantes son los agentes de la Policía Local del distrito. Desde hace dos semanas les advierten que pronto tendrán que dejar de exponer la mercancía en la calle o corren el riesgo de que les impongan una multa de 700 euros.
El gremio denuncia el descontrol en las licencias y horarios, y la falta de diálogo
La medida se está aplicando por zonas. A las tiendas de los distritos de Torrefiel y Benicalap, al norte de Valencia, ya les ha tocado. Ahora, están tomando el pulso en Benimaclet. Después, ni la propia Policía lo sabe.
"Esto no es un súper, la gente al entrar se ve obligada a comprar, la acera es nuestro único bazar" se lamenta Mari Luz Jovani. Todos los fruteros de la zona coinciden: las compras bajarán, si la ordenanza municipal finalmente se aplica. "Vivimos de la gente que pasa, mira la fruta, la ve bonita y entra a comprar" comenta otro propietario de ultramarinos, que calcula unas pérdidas del 40% de aplicarse la normativa.
Además, muchas tiendas del barrio no tienen suficiente espacio interior en los locales, y por eso tienen que usar la acera como expositor. Sin esta "ampliación informal", tendrán que limitar la oferta de productos.
Aunque muchas lo ignoren, a las 778 tiendas de ultramarinos y 900 fruterías que existen en la ciudad, les está prohibido vender en la calle. No solo a ellas. En España, desde 1984, una norma sanitaria prohíbe la venta de frutas y verduras en la calle; aunque su aplicación no había sido hasta la fecha muy estricta.
El real decreto en vigor, referido al reglamento técnico sanitario de comercio minorista alimentario, establece que: "No corresponde a una buena práctica comercial utilizar vías públicas en sustitución de la trastienda"; y, en consecuencia, prohíbe la exposición de alimentos en la calle. La normativa estatal ha tenido que ser trasladada a las ordenanzas municipales para que la Policía Local pueda sancionar.
¿Por qué Valencia, tras ignorar durante dos décadas esta norma, ha decidido implantarla ahora? Según varios agentes municipales, la decisión se tomó ante el creciente número de denuncias de vecinos que protestan debido al que los expositores de frutas invaden prácticamente las aceras. Unas quejas de las que, sin embargo, la asociación de vecinos de Benimaclet no tiene constancia. "Para nosotros una tienda con verduras en la calle es una alegría".
A los comerciantes del barrio nadie les ha explicado nada. Señalan el descontrol de las licencias de venta y de horarios como posibles causas. El Ayuntamiento, por su parte, evita pronunciarse sobre el asunto.
"Vienen a por nosotros" sentencia Manuel Izquierdo, vicepresidente del Gremio de Ultramarinos y similares de Valencia. "Se trata de una fórmula sibilina para acabar con los más pequeños". Izquierdo está enfadado. La única explicación que el Ayuntamiento le ha dado, después de una semana de pesquisas, "es que las calles han de estar limpias de obstáculos para evitar que los ciegos tropiecen". Ante este argumento, la asociación buscará reunirse con el gobierno municipal para buscar una salida, anticipa Izquierdo.
Entre tanto, la alcaldesa Rita Barberá mantiene en firme la orden de sancionar todas las fruterías con escaparate en la calle.
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