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Mas afronta el congreso de CDC como su último intento para llegar a la Generalitat

Artur Mas desconoce cuándo se celebrarán las próximas elecciones autonómicas, pero sabe a ciencia cierta que representarán su última oportunidad para alcanzar la presidencia de la Generalitat.

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La ambiciosa meta que se ha marcado el líder de Convergència es recuperar para su partido el Gobierno catalán que perdió en 2001 a manos del tripartito de izquierdas a pesar de haber ganado dos citas con las urnas. Mas cree haber encontrado la pócima para conseguirlo y que este fin de semana debe refrendar el cónclave convergente. No es otra que volver a los orígenes fundacionales de Convergència y convertirla de nuevo en un movimiento transversal del catalanismo, en el que quepan nacionalistas moderados, soberanistas e independentistas. El propósito es recoger en las urnas los suficientes votos para impedir otra mayoría absoluta del Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa. Si no lo logra, todo indica que Artur Mas renunciará a otra oportunidad. En su círculo, nadie duda de que Mas daría paso a un nuevo líder.

El secretario general de CDC sentó las bases de su proyecto de la Casa Grande del Catalanismo en una conferencia en el Palacio de Congresos -el mismo recinto que albergará este XIII Congreso- en noviembre. En el fondo, Mas pretende esbozar el catalanismo del siglo XXI, con nuevos fundamentos ideológicos y retos, pero siempre manteniendo una calculada ambigüedad sobre la última estación a la que debe llegar Cataluña. De ahí que su apuesta por el derecho a decidir adquiere diferentes interpretaciones según el auditorio.

Debate de enmiendas

Mas, de momento, cree que el derecho a decidir debe aplicarse tan sólo a propuestas programáticas concretas como las infraestructuras, el nuevo sistema de financiación o la reforma estatutaria. Para otros supone una clara deriva hacia la autodeterminación y la consiguiente celebración de un referéndum. Este doble juego quedará reflejado en la ponencia política, aunque la militancia presionará para que el partido escale otro peldaño hacia el soberanismo. El redactor de la ponencia política, Quico Homs, ha dejado alguna enmienda viva para que los compromisarios (2.028) puedan descargar sus ínfulas más nacionalistas.

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Las enmiendas que atizaban la ruptura con sus socios de Unió Democràtica -el partido de Josep Antoni Duran Lleida- han sido transaccionadas. Sólo se mantiene una que aboga por que ambas formaciones se presenten por separado en las elecciones europeas, pues en el Parlamento de Estrasburgo se integran en grupos separados.

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