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Minkowski manda sobre el barroco francés en Santiago

El concierto de Les Musiciens du Louvre calienta el festival Via Stellae

Mark Minkowski demostró el sábado en el festival Via Stellae que se celebra en Santiago de Compostela por qué es el amo del barroco francés. El grueso bastoncillo de madera negra y plata, similar a una vara de alcalde, que usó como batuta en la primera parte marcó su autoridad en la materia. En la segunda, sus manos fueron cetro suficiente. Lo que hizo con las dos primeras obras fue una demostración de autoridad en la materia.

El director estadounidense se metió al público en el bolsillo

La precisión, el sonido y la frescura interpretativa rigieron toda su interpretación de la Sinfonía n.º 85 de Haydn, de sobrenombre La Reine de France. Se trata de una obra plenamente haydiniana. En ella, el Padre de la Sinfonía supo adaptarse, como de costumbre, al gusto de moda en su público. Desde el adagio introductorio hasta un finale cuya eficacia conclusiva sólo podía firmar el músico vienés. La emotividad contenida en el segundo movimiento, andante, con su traducción a sonido por Les Musiciens du Louvre, fue la primera de las grandes emociones que reservaba la noche.

Posteriormente, en el Don Juan ou Le festin de Pierre, de Ch.W. Gluck, un precedente de posteriores versiones del mito, ejercitó de lleno sus funciones como el gran maestro de la comunicación que es. El director estadounidense hizo una breve introducción verbal en francés, llena de simpatía y del mejor sentido escénico, a cada pieza de las que componen la obra de Gluck, salpicándola de breves apuntes en español, curiosamente, con una pronunciación impecable de nuestra letra jota. Incendió con ella a sus músicos y se metió al público en el bolsillo, haciéndolo sentirse partícipe de las aventuras de Don Juan, la muerte del Comendador y la caída en los infiernos del burlador.

El timbre de los instrumentos antiguos tocados con un criterio tan serio como flexible en la interpretación, además de la adecuada elección de piezas, hacen Rameau, otra sinfonía imaginaria, una obra bien representativa de la música del autor francés. La soberbia ejecución del gran motivo fugado en la obertura de Castor et Pollux fue preludio de la lección de estilo explicada con música a lo largo de las 18 piezas escogidas. Todas, desde la más tierna a la más vigorosa, están llenas de gran expresividad musical y forman un conjunto que el propio autor bien podría firmar como tal.

Un momento del concierto de Les Musiciens du Louvre, ayer en Santiago.
Un momento del concierto de Les Musiciens du Louvre, ayer en Santiago.ANXO IGLESIAS
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