Ahorro escaso
El cierre de la financiación mayorista desde el pasado verano obliga a reflexionar sobre la dinámica del ahorro interno y especialmente su materialización en unos u otros tipos de instrumentos. Ahí cobra una gran relevancia la orientación estratégica de las entidades financieras, dirigida a ampliar la base de sus depósitos con mayor estabilidad, aunque supongan un coste más elevado. Sólo de esa manera es posible financiar un crecimiento del crédito que, aunque en franca desaceleración, no se ve en absoluto acompañado por la capacidad de generar ahorro financiero neto.
Valga como ejemplo el comportamiento de los cuatro primeros meses del año. En dicho periodo, el crédito en el sistema ha crecido en 40.000 millones, es decir, menos de la mitad que en igual periodo del año pasado. Pero, así y todo, ese crecimiento del crédito no ha venido acompañado de un crecimiento similar en los depósitos de clientes. Éstos crecen fuertemente (48.000 millones) en imposiciones a plazo, muy primadas en tipos, pero se ven reducidos sensiblemente por la fuerte caída (de 28.000 millones) experimentada por los depósitos a la vista, cada vez más difíciles de mantener en un entorno de elevados costes de oportunidad.
El crédito crece menos de la mitad que el año pasado y no se acompaña de igual ritmo en los depósitos
Pero no sólo los depósitos a la vista están cayendo. El otro gran vehículo tradicional de ahorro financiero, los fondos de inversión, registran en el mismo periodo una caída (por reembolsos, y aislando el efecto de descenso en valores patrimoniales) cercana a los 20.000 millones, lo que deja el saldo neto de generación de ahorro financiero muy cercano a cero en los cuatro primeros meses del año. Podría matizarse que el ahorro tiene un componente muy estacional, y que se comporta peor en la primera mitad del año. Así y todo la evolución es mucho más desfavorable que en el mismo periodo del año pasado. Nada apunta a que vaya a mejorar en próximos meses, en un contexto en que una parte creciente de la renta (bruta) de las familias deberá destinarse al pago de las cuotas de la hipoteca, así como a asumir el mayor coste de la cesta de la compra.
Con este escenario para el ahorro interno, y la imposibilidad de apelar al externo, el ajuste vendrá, sin duda, por un crecimiento del crédito mucho menor.
Ángel Berges y Gloria Hervás son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (AFI).
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