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OPINIÓN
Columna
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La patraña insepulta

Han quedado vistos para sentencia los 31 recursos de casación ante el Supremo -interpuestos por la fiscalía, las defensas o las acusaciones- contra el fallo dictado el 31 de octubre de 2007 por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. La sentencia de instancia -revisada ahora por el alto tribunal- condenó a 21 culpables a más de 100.000 años de prisión por los 191 muertos y más de 1.800 heridos causados en el 11-M. El fallo del Supremo cerrará el caso judicial en el ámbito penal y ayudará a reflexionar no sólo acerca de los límites legítimos exigibles dentro de un sistema democrático a la lucha partidista por el poder, sino también sobre las violaciones deontológicas perpetradas por los medios de comunicación que han venido invocando en falso la libertad de expresión para deslegitimar dolosamente el esclarecimiento por los tribunales del 11-M.

Quedan vistos para sentencia los recursos de casación contra el juicio del 11-M en la Audiencia Nacional

El atentado de los trenes de la muerte fue llevado a cabo tres días antes de que se abrieran las urnas de unas elecciones legislativas que se presentaban extraordinariamente competidas. El presidente del Gobierno -sin convocar al líder de la oposición- concluyó que la atribución a ETA de la autoría del crimen le aseguraría al PP una victoria todavía incierta (e incluso la mayoría absoluta), a la vez que cualquier referencia al yihadismo le perjudicaría gravemente a causa de la aventurera apuesta de Aznar por la guerra de Irak.

Sin embargo, el Gobierno tuvo la mala suerte de que la eficacia de la policía desbaratase su maniobra: las rotundas inculpaciones contra ETA -basadas en huecas conjeturas- del presidente y sus ministros Acebes y Zaplana al mediodía del 11-M quedaron desmentidas casi a la misma hora por el descubrimiento de una furgoneta con las primeras pruebas materiales de la autoría yihadista. El PP aguantó hasta el domingo electoral su ya inverosímil explicación del atentado, que se había ido desmoronando desde el jueves.

Durante la anterior legislatura, los dirigentes populares no sólo se aferraron a su fabulación sobre ETA sino que enriquecieron el argumento de la patraña con otros actores criminales: desde espías marroquíes hasta policías españoles aliados a los socialistas. El PP se concertó con El Mundo y la Radio de los Obispos para fabricar una teoría de la conspiración sobre el 11-M que deja chicas las locuras paranoicas sobre el 11-S. La policía habría destruido pruebas e introducido otras falsas para engañar a una fiscal y a un instructor incompetentes. Y el Estatuto de Cataluña y las negociaciones con ETA serían el precio pagado por el Gobierno para que la banda terrorista no descubriese el secreto.

La ofensiva del diario El Mundo y la Radio de los Obispos contra Rajoy tras el 9-M está ligada al progresivo abandono por el PP de la teoría de la conspiración y con la caída en desgracia de Acebes y Zaplana, sus dos principales portavoces. Tal vez la sentencia del Supremo ayude a Rajoy a dar ahora un paso más y a romper claramente con esa necia impostura. -

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