Riego 'inteligente' para las plantas del Jardín Botánico

Las 30.000 especies vegetales del Real Jardín Botánico, procedentes de diferentes entornos climáticos del mundo, van a tener dentro de poco un cuidado tecnológicamente avanzado -y tan atento como sea necesario- gracias a un nuevo sistema de riego que atiende a las exigencias de agua de cada planta y a las condiciones meteorológicas de cada día para regar sólo lo necesario, ni más ni menos.

Es un "sistema de riego inteligente", afirma el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que depende el histórico jardín del paseo del Prado (acceso por la plaza de Murillo). En el plan piloto, que se ha realizado en una zona de 2.900 metros cuadrados del Botánico, se ha logrado ya un ahorro de agua de un 20%, y el objetivo, cuando se haya implantado en todo el jardín, es reducir el consumo en un 25%. El coste del nuevo sistema es de 60.000 euros al año, incluyendo la implantación, regulación y vigilancia.

"Unos sensores especiales de pluviometría, de humedad del aire y del suelo toman los datos, que se envían por Internet al sistema de control del Canal de Isabel II, y desde allí -con un software especial- se realiza el telecontrol continuo del riego", explicó Rafael Rodrigo, presidente del CSIC. El riego se diferencia en cada zona según las necesidades de las plantas mediante boquillas con reguladores de caudal variable y combinando líneas de goteo con aspersores. Así, si la humedad es suficiente para unas especies, se inhibe automáticamente el riego en su zona y se evitan tanto el riesgo del pernicioso encharcamiento del suelo como la sequedad excesiva. El control es constante, todos los días del año.

El presidente del CSIC y el del Canal de Isabel II (Ignacio González) firmaron ayer un acuerdo, bajo la presidencia de Esperanza Aguirre, para el nuevo sistema de riego del Botánico, que ha sido desarrollado conjuntamente por ingenieros del Canal de Isabel II y por científicos del CSIC, y que se extenderá a otros parques de la región. Las especies características del Botánico y la gran variabilidad de plantas son un excelente banco de ensayos para el sistema del Canal.

El Real Jardín Botánico, creado en 1755, ocupa ocho hectáreas en el mismo corazón de Madrid y está dividido en tres terrazas antiguas, más los dos invernaderos y una instalación más reciente dedicada a la colección de bonsáis. En la terraza de Cuadros (donde se ha hecho el plan piloto del nuevo riego telecontrolado) crecen plantas ornamentales, medicinales, aromáticas, endémicas y de huerta; en la Terraza de Escuelas está la colección taxonómica de plantas y al pasear por ella se recorre el reino vegetal desde las plantas más primitivas a las más evolucionadas; en la del Plano de la Flor, diferentes variedades de árboles y arbustos crecen ante el Pabellón Villanueva. En los invernaderos, en donde también se regulan las condiciones con un sistema informático especial, se cultivan plantas tropicales, acuáticas, de climas templados y de ambientes desérticos.

"El Jardín Botánico combina tres facetas en sus actividades: la investigación científica, la conservación de las especies vegetales y la educación", recordó ayer Rodrigo.