La imaginación volcánica de Sánchez Piñol vuelve al cuento
"Este hombre es un volcán imaginativo", califica certero Josep Maria Espinàs. Lo aseguró ayer como espectador de la presentación del quinto libro de Albert Sánchez Piñol, Tretze tristos tràngols (La Campana), allí donde un espantapájaros no quiere serlo, un armario parece tener hambre y a un joven le crece una pata de elefante donde debería tener un brazo. Porque el volumen es de cuentos, género preferido del autor de las aclamadas novelas La pell freda (37 idiomas, siete menos que El Quijote) y Pandora al Congo y con el que debutó en 2001 con Les edats d'or. "Me encanta el género porque su estructura es muy flexible y permite giros sorprendentes; en los míos, los finales son espoletas de otra historia que no pensabas que leías", asegura.
Aunque realizados en "contextos anímicos muy distintos", los cuentos de Sánchez Piñol tienen un nexo: un cierto fatalismo. "Quizá es que, como sociedad, no pasamos un buen momento; pero hay una ironía que todo lo atempera", expone. Pero también son constantes los elementos fantásticos ("sí, pero no hago ciencia-ficción, sólo me sirven para potenciar aspectos"), y animales ("me permiten crear fábulas: leí que, para salvarse, una cebra sólo necesita correr más que otra, no más que un león; pues eso es válido para la sabana y para una oficina").
"Ante todo está la historia y luego miro cómo la explico", afirma. Porque el hombre sólo ha hallado dos maneras de contar: "El chamanismo, que implica salir de uno y buscar y la mediumnidad, cuando algo o alguien entra en ti; el escritor responde más al primer método, aunque combina los dos; el segundo es el mundo de los actores", señala con eficaz pedagogía.
Anárquico en su oficio, en vez de terminar la trilogía novelística (ahora tocaría la que incorpora lo fantástico procedente del aire, de la que tiene ya el esquema) está enfrascado en otra novela, Fungus, de la que sólo suelta que es "una historia fantástica, ambientada en el XIX". Y también en un guión de una TV-movie a partir del relato El bosc, de su anterior libro. Ajeno a él, sigue el parto del guión cinematográfico de La pell freda y Pandora al Congo empieza a interesar... en Hollywood.
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