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Las petroleras culpan a los países productores de los altos precios

Sebastián plantea reformar el mercado de futuros para limitar la especulación

Alejandro Bolaños

No hacía falta ser un lince para vaticinar que la brutal escalada del precio del petróleo iba a acaparar ayer todos los focos en la primera sesión del Congreso Mundial de Madrid. Ni tampoco fue una sorpresa que los participantes rivalizaran por sacarse de encima la responsabilidad. El primer turno de este juego dialéctico correspondió a las multinacionales petroleras, que pusieron la mira en los países productores con modelos estatales. "El problema está encima del suelo, no en el subsuelo", dijo el consejero delegado de British Petroleum, Tony Hayward, en referencia a las restricciones que deben afrontar las firmas privadas.

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Para Hayward, la clave del incremento de precios es de manual: "La oferta no está respondiendo adecuadamente al crecimiento de la demanda". Y la explicación no estaría en la limitación de las reservas -recordó que al ritmo de producción actual hay petróleo para, al menos, 41 años- sino en las condiciones que imponen los países productores. "El 90% de las reservas mundiales están en países que ponen restricciones a la inversión de empresas extranjeras", acotó Antonio Brufau, presidente de Repsol.

"Los impuestos al petróleo son ahora peligrosamente altos", agregó el consejero delegado de British Petroleum. El argumento de las multinacionales es que el endurecimiento del régimen fiscal en varios países emergentes (que en muchos casos sólo emulan lo que ya sucede desde hace años en Noruega o Reino Unido) desincentiva la inversión. E insisten en que su mayor capacidad tecnológica es un elemento crucial para reactivar la oferta, sobre todo ahora que el petróleo está a mayor profundidad.

En esta explicación de la escalada de precios -el brent, de referencia en Europa, marcó ayer un nuevo máximo con 143,5 dólares por barril-, la glotonería de los inversores financieros tiene un papel marginal. "No se puede acusar a los especuladores", indicó el consejero delegado de Shell, Jeroen Van der Veer. "No hay un problema de oferta ahora, pero lo que la gente ve es que sí puede haberlo en el futuro y la especulación sólo hace esa predicción más visible", comentó. Más contundente fue Hayward, que consideró "un mito" la idea de que los inversores financieros inflan el precio.

El turno pasa ahora a los representantes de los países productores, con la OPEP a la cabeza, cuyo presidente, el argelino Chakib Khelil, participa hoy en el congreso. Pero la primera réplica a las petroleras fue del ministro de Industria español, Miguel Sebastián, que participó en la sesión inaugural presidida por el rey Juan Carlos. "Más que la burbuja financiera o la burbuja inmobiliaria, la burbuja especulativa que sufre el petróleo es la más dañina para la economía", opuso Sebastián, que puso la lupa en el funcionamiento de los mercados de futuros.

En su opinión, los inversores financieros se han aprovechado de una regulación "muy laxa". El ministro de Industria reclamó una reforma de los mercados para exigir a los inversores más garantías económicas cuando hagan apuestas sobre el precio futuro del petróleo (y evitar así que se financien casi en exclusiva con deuda). Y también exigió normas para limitar la participación en estos mercados de grandes fondos de inversión.

La vinculación entre las finanzas y el petróleo también fue protagonista ayer en una acción de protesta: medio centenar de activistas se colaron en la sede de la Bolsa de Madrid y corearon consignas contra la celebración del congreso en la capital.

El Rey se dirige a la asamblea del Congreso Mundial del Petróleo en Madrid.
El Rey se dirige a la asamblea del Congreso Mundial del Petróleo en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

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