María Vaquero, lingüista
En Puerto Rico, durante 40 años de trabajos, la lingüista María Vaquero de Ramírez demostró que el español está hecho de las sumas culturales y que la nación se debe al habla libre de sus usuarios.
Española de nacimiento y puertorriqueña de adopción, se licenció en filología románica en Salamanca (1959) y recibió su doctorado en lingüística hispánica en la Universidad de Puerto Rico (1965); obtuvo otro, en filología románica, en la Complutense de Madrid (1978). Perteneció al linaje de lingüistas puertorriqueños que documentaron con gusto el brío del español caribeño. Humberto López Morales destaca en su fundamental estudio sobre la historia del lenguaje literario (A history of literature in the Caribbean) la diligencia de Vaquero. Su autoridad, ejercida en la investigación con fino deleite y en el aula con rigurosa expectativa, se demostró en sus labores de dialectología y sus pesquisas de lexicografía. Su erudición fue un modo de afincar en el paisaje.
Su Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico (con Amparo Morales, 2005) es probablemente su contribución más sustantiva. Su Léxico marinero de Puerto Rico (1986) desarrolla la tesis de que el mar es la fuente de tránsito de estas hablas de un Caribe de sumas felices y decires fecundos. Si su formación española le hacía ver los peligros que corre la lengua, su visión caribeña le aseguraba la capacidad del español de hacer habitable todas las fuentes.
María Vaquero hacía recordar al profesor de filología que todos hemos tenido. Pero, a poco, su humor revelaba su familiaridad con el mundo oral y sus literaturas de la calle. Combatía, más bien, las imposiciones del lugar común. "El periodismo triunfante de finales del siglo XX se aferró a unas cuantas palabras mágicas y dejó a las demás en el limbo del diccionario", escribió. Imaginó a un lingüista del futuro que intentando descifrar las redundancias del presente "deberá acampar en el archivo de turno". Leyendo la prensa, tratará de entender lo que llamamos una "época crucial", "impactada por parámetros de variada índole", donde "el entender se visualiza como opinar, lo proclive como propicio, los vegetales como verduras". Pero no dejó de cultivar el periodismo para hacer la mejor defensa del español de Puerto Rico: su amena valoración.
Fue secretaria de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, catedrática de la Universidad de Puerto Rico (1965-2003), y profesora visitante en las universidades de Málaga, Navarra, Valladolid y Menéndez Pelayo, en Santander.
Había vuelto a España a morir.
Julio Ortega, escritor peruano, es miembro de honor de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española.
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