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Crítica:EQUIPAJE DE BOLSILLO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Aliados incondicionales

Narrativa. Llevamos tanto tiempo viendo cómo el Reino Unido mantiene una relación privilegiada con Estados Unidos, cómo Londres practica un seguidismo incondicional de las aventuras bélicas norteamericanas, y dando por hecho que los ingleses guardan agradecimiento eterno por la intervención norteamericana que dio un vuelco a la Segunda Guerra Mundial, que cuesta hacerse a la idea de que esta pintura entrañable tiene mucho de falsa.

En Sin respiro, William Boyd, con estilo que recuerda a Graham Greene más que a Le Carré, poniendo el énfasis en el factor humano y su influencia para cambiar los designios más complejos, ilustra los esfuerzos británicos para vencer al poderoso lobby pacifista norteamericano que, hasta Pearl Harbor (diciembre de 1941), impidió que el Congreso respaldase el deseo de Roosevelt de entrar en guerra. Boyd ilustra el esfuerzo de los servicios de espionaje británicos, que no ahorró ni manipulaciones ni difusión de informaciones falsas, para que su teórico amigo se convirtiese en incondicional aliado.

Sin respiro

William Boyd

Traducción de Beatriz García Ríos

Punto de Lectura. Madrid, 2008

446 páginas. 9,60 euros

Con ser interesante este aspecto revelador de un episodio tan poco conocido, condimentado con un desenlace que incluye a un tercer y decisivo actor en la trama, no es eso lo mejor de Sin respiro. Ese mérito corresponde al magnífico trazo de los dos protagonistas: la espía británica de origen ruso Eva Delectorskaya y su jefe, Lucas Romer. Su relación profesional y personal, bruscamente rota, queda abierta y no se cierra hasta 35 años después. La obra va dando saltos de una época a otra, hasta casi convertirse en dos, con una tensión que agradecerán cuantos echen de menos el aliento de las grandes novelas de espionaje ambientadas en la guerra fría.

Una familia huye de los bombardeos en Londres en septiembre de 1940.
Una familia huye de los bombardeos en Londres en septiembre de 1940.ASSOCIATED PRESS

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