El 66% de los vascos pide a los inmigrantes que adapten sus ideas
El porcentaje ha crecido diez puntos sólo en el último ejercicio
La inmigración no representa ningún problema para los ciudadanos vascos. Incluso se puede decir lo contrario, ya que más de la mitad de ellos considera que es bueno que la sociedad agrupe a diferentes culturas, etnias y religiones. Sólo el 7% cita la inmigración entre los tres principales problemas a los que se enfrenta Euskadi en la actualidad. Sin embargo, tras esta consideración, se esconde otra diferente. El segundo barómetro del Observatorio Ikuspegi dedicado a conocer qué piensan los vascos de la inmigración, presentado ayer, revela que son partidarios de la diversidad cultural, pero plantean una integración basada en el modelo de asimilación.
Los ciudadanos suspenden la política autónoma de inmigración
Es decir, que están abiertos a la diversidad, pero siempre y cuando los puntos en común tengan como base lo autóctono y los extranjeros se despojen de todos aquellos rasgos de su cultura o religión que pudieran entrar en colisión con las costumbres locales.
Este sentimiento se ha agudizado en el plazo de un año, desde que se hizo público el primer barómetro de Ikuspegi. El trabajo, en el que colaboran la Dirección de Inmigración del Gobierno vasco y la UPV y que se basa en 2.412 encuestas realizadas a ciudadanos autóctonos, muestra que un 56,4% piensa que los vascos no deben esforzarse por conocer y adaptarse a algunas costumbres y tradiciones de los inmigrantes (seis puntos más que el año anterior). Otro dato: el 66,5% declara que la plena aceptación exige la renuncia por parte de los extranjeros de los aspectos más polémicos de su religión y tradiciones (diez puntos más que en 2007). El remate de esta apreciación es que el 87% opina que los ciudadanos autóctonos no tienen que renunciar a ninguna de sus costumbres (seis puntos más) y otro 79% aboga porque los inmigrantes se esfuercen en adaptarse a las costumbres locales.
El director de Inmigración, del Gobierno vasco, Roberto Marro, lamentó estas conclusiones. "La población vasca aún parece más partidaria de un modelo asimilacionista de los inmigrantes que de la integración y la multiculturalidad". Se trata de un esquema que "ha fracasado en toda Europa". Marro anunció que se reforzarán los mecanismos de sensibilización para tratar de darle la vuelta a la tortilla.
En Euskadi residen en la actualidad 116.650 extranjeros, según el avance del último padrón, lo que supone el 5,4 de la población. De ellos, cerca del 70% se encuentra en situación regular. Sin embargo, los vascos creen que viven tres veces más de los que realmente hay. Y cuando se les informa sobre su número real, los encuestados siguen manteniendo que hay "demasiados o bastantes".
Sobre la política de inmigración del Gobierno vasco, los ciudadanos le otorgan un suspenso: un 4,6 sobre un total de 10 puntos posibles. Ello supone rebajar la calificación obtenida hace un año, 5,10.
Principales conclusiones del sondeo
- Percepción. La población vasca no ve un problema en la inmigración. Sólo el 7,2% (la mitad que en el barómetro anterior) la cita como tal.
- Diversidad cultural. Los vascos aceptan la diversidad cultural (55%), pero plantean una integración basada en el modelo de asimilación con más intensidad que en el barómetro anterior. El 66% declara que la plena aceptación exige la renuncia de aquellos aspectos de la religión o la cultura que entren en conflicto con la legislación local.
- Servicios y derechos. La sociedad es partidaria de que toda la población inmigrante tenga derecho a la asistencia sanitaria y a la educación, pero restringe el acceso a determinados servicios y derechos, como las ayudas sociales y la vivienda de protección oficial.
- Entrada. El 81% de los ciudadanos es partidario de permitir la entrada a los extranjeros si poseen un contrato de trabajo. En términos generales, se admite que la inmigración permite que la economía funcione mejor.
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