Los jubilados vuelven a la universidad
84 licenciados retirados se matriculan en Cádiz para continuar su formación
El Aula de Mayores de la Universidad de Cádiz nació hace 12 años con el objetivo de demostrar que nunca es tarde para ir a clase. Cursos creados con la idea de dar una oportunidad a quienes no pudieron asistir a la Universidad atraen cada vez a más profesionales retirados que pretenden aprovechar su tiempo libre para profundizar en las materias que nunca tuvieron ocasión de abordar.
Este último curso 84 estudiantes del Aula de Mayores contaban con una titulación universitaria cuando se matricularon. Hace sólo unos años, los licenciados ni se planteaban regresar a la facultad. "Ahora todo es diferente: en las clases tenemos jueces, notarios, especialistas médicos...", comenta Arturo Prada, director del Aula de Mayores de la Universidad de Cádiz.
"Son personas inquietas, curiosas, y muy participativas", dice Arturo Prada
1.300 mayores de 55 años estudian este curso en la Universidad de Cádiz
Rafael González de Lara es uno de los alumnos que han querido aprovechar la jubilación para volver a estudiar. La primera vez que fue a la Universidad lo hizo en Deusto. Se hizo notario, y desde el 1963 ha ejercido en distintas poblaciones de la provincia de Cádiz. En 2004 se retiró, pero a sus 74 años, González de Lara no ve el momento de darse un descanso, "porque todos los días hay algo que aprender". Este curso, por ejemplo, se ha adentrado en el estudio de la música: "A mí siempre me ha encantado, pero no tenía ni idea del pentagrama, de si estaba o no en Fa Mayor... y ahora lo he aprendido. Voy a ir a Dresde de viaje a escuchar música clásica con mi mujer".
No es el único en coger las maletas. Los que este año han acabado la carrera se han ido de viaje a Sicilia. La promoción anterior voló hasta San Petersburgo. "Son muy activos, parte de las clases las hacen prácticas, con visitas para estudiar la historia o el arte", señala Prada, quien insiste en que el perfil del alumno del Aula de Mayores se ha transformado: "Son personas inquietas, curiosas, y muy participativas".
Rafael González de Lara corrobora esta impresión: "Además de Internet o literatura, conocemos cómo es la formación de hoy, que fomenta poco el ejercicio de la memoria, algo que debería recuperar la juventud". "Está muy bien eso de que no nos aprendamos las cosas como papagayos, pero no está de más comprender la materia y, además, recordarla", añade.
González de Lara comparte curso con compañeros que no han tenido la oportunidad de llegar ni al Bachillerato, pero de todos saca algo positivo: "Soy consciente de que todos somos distintos, pero también de que nadie es superior". Él tampoco se siente menos capaz que cuando fue a la Universidad por primera vez. "A lo mejor no me puedo subir a una escalera, pero no soy inferior a cuando llegué a Cádiz, con 29 años, soltero, jugando al tenis y sin barriga". Sus nietos, tiene ocho, están encantados con un abuelo tan activo. Y no sólo porque vaya a clase. Además de alumno, González de Lara asume a veces el papel de profesor. "Me han llamado para participar en tertulias y para que dé charlas de lo conozco mejor, de cuestiones jurídicas, de cómo hacer un testamento...". Con todo, incluso en esta materia, en la que cuenta con una extensa experiencia profesional, este veterano alumno consigue aprender cosas nuevas: "Veo otros enfoques, otra forma de abordar la materia jurídica". Y lo que le queda por aprender: son cinco años los que González de Lara deberá completar para obtener el ciclo de posgrado del Aula de Mayores. En el currículo, asignaturas como Mitología, Historia de Cádiz, Ciencias Agroalimentarias, Dibujo Artístico o Relaciones Internacionales. El último curso, además, se completa con un trabajo de investigación dirigido por un profesor. A las materias obligatorias el alumnado puede añadir cursos de idiomas, actividades deportivas y culturales.
Un largo camino que tendrá que recorrer si quiere añadir un título a su licenciatura en Deusto. "Todos los días hace falta descubrir algo, quien cree que lo tiene todo aprendido no sabe lo que dice". Otras 1.300 personas mayores de 55 años parecen compartir esta opinión. Son los alumnos que han asistido este curso al Aula de Mayores, una cifra creciente que ha obligado a la Universidad de Cádiz a multiplicar sus sedes: de la originaria en Cádiz, a las aulas de Jerez, Algeciras, y un aula itinerante para el resto de pueblos de la provincia.
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