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Entrevista:JOHN ALLAN | 'Premio Nobel' del agua 2008

"Es un error dejar que la lluvia resuelva la sequía"

El profesor John Anthony Allan aguarda la entrevista acomodado sobre 8.000 litros de agua. Es la cantidad de líquido empleado, señala, en fabricar la butaca sintética desde la que contempla Barcelona, adonde ha acudido invitado por la Fundación Agbar. Allan (Londres, 1937) se refiere a agua virtual: la teoría que elaboró en la década de 1990 para contabilizar el agua consumida en fabricar un producto, y que le ha valido el galardón Stockholm Water Prize de 2008, distinción apodada como el Premio Nobel del agua. Científico, investigador y asesor internacional desde hace medio siglo, Allan es una de las voces más reconocidas en gestión hídrica, materia para la que ha sido reclamado por la Unión Europea y el Banco Mundial. De ahí su interés por la crisis hídrica que amenazó Cataluña. El profesor, protegido a medias por un toldo, desgrana las claves de la sequía catalana mientras se esfuerza por no remojarse ante el aguacero que cae en barrena sobre el paseo de Gràcia. Aguanta el chapuzón con pose británica: "¿Seguro que no se han inventado esto de la sequía?"

"El agua de las desalinizadoras es cara y no es la solución para todo"
"Traer agua en barco era la decisión más fácil. Los políticos lo saben"

Pregunta. Si hubiera visitado Barcelona dos meses atrás...

Respuesta. Lo sé, he estado muy atento a la crisis que sufre la región. Pero estaba seguro de que se resolvería. España tiene suficiente agua para todos.

P. Entonces, ¿de dónde viene la tan anunciada escalada de la crisis del agua?

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R. Los que tienen demasiada no quieren cederla a quienes no tienen suficiente. Creo que ustedes ya saben de qué va el asunto.

P. ¿A qué se refiere?

R. A la agricultura. Es un porcentaje marginal del PIB español [el 2,9% en 2007, según el INE], pero sigue teniendo mucha voz. Desafortunadamente, el sistema hídrico español se articuló hace 30 o 40 años según sus necesidades. Ustedes son rehenes del sistema que diseñaron sus abuelos, pero las circunstancias han cambiado.

P. ¿En qué medida deberían los agricultores adaptarse a estas circunstancias?

R. Conozco bien su actitud porque mi mujer se crió en una granja. Los agricultores creen que hacen el trabajo de dioses. Dicen: "Nos sacrificamos para alimentar a las ciudades, nosotros somos los buenos. Ellos son los codiciosos, con sus estúpidos trabajos". No se dan cuenta de que el problema viene de su lado.

P. Pues los agricultores de aquí opinan lo contrario.

R. Claro, creen que hacen lo correcto. No derrochan agua, pero la emplean de forma muy poco eficiente. Y emplean mucha, 10 veces más de la que consumen las ciudades. Si las ciudades crecen, tienes un nivel de lluvias débil, y los agricultores no ceden... Te quedas sin agua. Es lo que ha pasado en Barcelona.

P. ¿Qué receta hay para cambiar esta situación?

R. Ninguna. Es una transición larga que suele llegar de forma natural. Aunque aquí han tenido la oportunidad de cambiarlo y la han dejado escapar.

P. ¿Habría impuesto un parón en la agricultura?

R. Habría tenido sentido, por ejemplo, cancelar la producción de uvas. Se habría ahorrado más agua de la que se ha traído en barcos y habría sido mucho más barato. Pero los políticos no sirven para decirle a la gente lo que tiene que hacer. Dependen demasiado de los votos.

P. Entonces, ¿qué oportunidad se ha dejado escapar?

R. Se abren muchas ventanas cuando hay una crisis. La sociedad logra forjar un consenso, ponerse de acuerdo por un periodo de tiempo. Lo que han tenido en Barcelona ha sido un ejemplo exquisito de cómo las crisis permiten cambiar las cosas. Pero se ha dejado que la lluvia solucionara el problema y es un error. Se debería haber adoptado un cambio de actitud ante el mal consumo de agua, lo que incluye a los agricultores.

P. ¿Por qué no se ha producido?

R. Puede que necesiten una sequía aún más grave (ríe). No, no lo sé, pero parece que el tren ha pasado de largo.

P. Los políticos señalan que las desalinizadoras resolverán futuras sequías.

P. En parte. El agua de las desalinizadoras es algo más cara. Si se quiere producir suficiente agua para evitar sequías, significa mucha agua. Haría falta introducir en el sistema el agua barata que emplean los agricultores. Las desalinizadoras no son la solución para todos los problemas.

P. Antes ha mencionado el abastecimiento de Barcelona mediante barcos. ¿Fue una decisión correcta?

R. Fue la más fácil. ¿Quién criticará medidas desesperadas ante situaciones extremas? Eso los políticos lo saben.

P. Hubo otras actuaciones. Se arregló un problema histórico: una tubería que perdía 216.000 litros diarios desde hacía décadas.

R. Eso muestra un defecto también histórico: la buena gestión del agua sólo importa cuando el agua escasea.

P. Sin embargo, últimamente se habla mucho de la nueva cultura del agua...

R. Puede pensarse que es una tontería. No, es absolutamente esencial. Hay que buscar una nueva forma de consumir agua, pero sin dejar que nadie abandere esta causa. Ningún sector está del todo libre de culpa.

P. ¿Se acabó el tiempo de los trasvases?

R. España es un país muy cargado de obras hidráulicas. Ha manipulado casi cada gota de agua susceptible de ser manipulada. Si queda alguna, por favor, ¡que se la deje al medio ambiente!

P. El Colegio de Ingenieros defiende la conexión de redes entre Barcelona y Tarragona. ¿Qué opina?

R. Las brigadas de ingenieros siempre reclaman más actividad para su profesión, pero tienen un punto de vista muy limitado. Tienen sus guerras particulares.

P. En España se habla a menudo de la guerra del agua. ¿Llegaremos a ver alguna?

R. Afortunadamente, soy optimista. Si el campo y las ciudades cambian de hábitos, el agua no originará guerras. El problema será la energía.

P. ¿La energía sí causará guerras?

R. Creo que ya estamos viviendo alguna, pero ese es otro tema...

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