Reforma inaplazable
Creo que en la legislatura pasada se produjo una de las reformas más importantes del sistema político español desde la entrada en vigor de la Constitución: me refiero a la reforma de RTVE. Por primera vez desde la recuperación de la democracia, la radio y televisión públicas han dejado de ser instrumentos del Gobierno, para pasar a ser un auténtico servicio público, que contribuye a la formación de una opinión pública de una manera razonablemente imparcial.
Curiosamente, esta reforma se llevó a cabo en una legislatura en la que la crispación fue su característica definitoria. El acuerdo entre PSOE y PP, no solamente entre ellos, pero sí básicamente entre ellos, que no fue posible en casi ningún otro momento de la legislatura, sí se alcanzó en este campo. La elección del director general por consenso ha producido resultados positivos indudables, pacificando una institución cuya conflictividad en la legislatura anterior se había convertido en insufrible.
¿Por qué lo que fue posible en España parece que no es posible en Andalucía? ¿Por qué no parece que se pueda alcanzar un acuerdo entre el PSOE y el PP para reformar RTVA y designar un director por consenso?
Esta es una de las reformas importantes que hay que hacer en el sistema político de nuestra comunidad, reforma que viene exigida además por el nuevo Estatuto de Autonomía. Cuando se aprobó el primer Estatuto, no existía ni se sabía siquiera si iba a existir RTVA y, en consecuencia, el Estatuto no decía nada acerca de la radio y televisión públicas de Andalucía. RTVA, tras las dudas iniciales del primer Gobierno de la Junta de Andalucía, se creó mediante ley de la comunidad autónoma en un momento de hegemonía socialista apabullante y de crisis de enorme calado de todas las demás fuerzas políticas. Todo ello se ha dejado notar en la trayectoria de RTVA y, en consecuencia, es urgente que se produzca una revisión de esa trayectoria y se reforme el instituto, a fin de que ocupe el lugar que debe tener en un sistema político democrático.
Ahora bien, una reforma de la radio y televisión públicas no la puede hacer un Gobierno, aunque disponga de mayoría absoluta. O existe un acuerdo entre el Gobierno y la oposición o la reforma es imposible. En consecuencia, o existe una negociación de buena fe entre todos los partidos, sin exigencias por parte de todos ellos de condiciones que resultan insoportables para los demás, o el acuerdo será imposible de alcanzar. La ley andaluza contiene un disposición antibloqueo, de tal manera que si en las dos primeras votaciones no se alcanzan las mayorías de dos tercios o de tres quintos del Parlamento, en la tercera basta la mayoría absoluta. Pero la aplicación de esta norma antibloqueo supondría que la reforma habría nacido muerta.
La negociación para el nombramiento del director de RTVA no ha empezado bien. Parece que se pospone dicho nombramiento al comienzo del próximo curso político tras las vacaciones parlamentarias, en lugar de proceder a dicho nombramiento de manera inmediata.
No se si la imposibilidad de hacer en este momento una negociación de buena fe entre PSOE y PP tiene algo que ver con la situación de provisionalidad en que se encuentra este último hasta que se celebre el Congreso de Valencia o si hay algo más. Esperemos que sea lo primero y que, una vez que las aguas hayan vuelto a su cauce a nivel nacional, la dirección regional andaluza pueda disponer de tiempo y sosiego para negociar lealmente una reforma tan importante para nuestro sistema político. No creo que nadie pudiera entender que no es posible hacer en RTVA lo que ha sido posible hacer en RTVE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.