Los olímpicos de 2016 entrenan en videoconsola
Los niños se apropiaron del Día del Deporte, mientras los adultos optaron por las terrazas
Sudar, lo que se dice sudar, no mucho. El Día del Deporte anunciado con trompetas por el Ayuntamiento de Madrid tuvo ambiente, colorido y consiguió dejar claro, una vez más, que la capital ansía organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Pero la mayoría de los participantes no superaba el metro y medio de estatura. Para alguno de ellos el máximo acercamiento al deporte fue emular a Rafa Nadal con una videoconsola de gráficos tridimensionales.
Los niños se apropiaron de la fiesta del deporte. Desde Atocha hasta Colón y con un salto al Retiro, Madrid se vistió de negro, rojo, amarillo, verde y azul, los colores de los cinco anillos olímpicos, una excusa para dividir el centro de la ciudad en áreas deportivas, en las que se practicaron más de 27 modalidades olímpicas, desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde.
Los adultos se limitaron a acompañar. Algunos se avergonzaban ante un ring de boxeo lleno de niños. "Yo no entro, que va", comentó un hombre de unos 30 años frente al recinto, "si no hay nadie de mi talla". Otras actividades sí estaban pensadas para que los mayores sudaran. No lo hicieron y muchos de ellos prefirieron aferrarse a la caña de cerveza y al pincho como un náufrago a un pedazo de madera.
En los puntos de información de la entrada los participantes podían recoger un pasaporte necesario para realizar 16 pruebas, superar a Hércules y obtener un premio. La energía de las primeras horas del día permitió aguantar las colas con la esperanza de lograrlo. Tras cinco horas el personal empezó a dudar de si el premio merecía tanta espera: una pelota y un aplaudidor, cuya tecnología consiste en un palo que aguanta dos palmas rígidas que chocan cuando se menea el susodicho palo.
Una de las imágenes más sugerentes, por extraña, fue la de siete niños en el anillo negro, ubicado en el paseo de Recoletos, jugando a la petanca. Blanca, de 8 años, que había acudido con sus padres, reconoció que no acababa de entender el juego. "Somos dos equipos, uno rojo y otro negro", es todo lo que alcanzó a explicar la niña.
De los mayores más lanzados, alguno se lo tomó demasiado en serio. Uno se encaró con unos listillos que querían saltarse la cola de unas 20 personas: "La cola está por ahí, chato". Algunas disciplinas resultaron muy llamativas, como la natación o el piragüismo, pero los deportes se practicaban con máquinas de gimnasio que simulaban el deporte. "Curso de remo", decía un cartel colgado en una piragua, y debajo un número de teléfono de contacto del Club de Remo del Retiro. La cita deportiva acabó con un concierto en la plaza de Cibeles, donde se montó el anillo rojo. A las ocho de la tarde arrancó la primera actuación, con Melocos. Le siguió la Quinta Estación, Pignoise, Chenoa y Nacha Pop.
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