"Creía que esto era casi imposible"
A siete días de Wimbledon, Nadal gana el primer título español en hierba en 36 años
Rafael Nadal venció ayer al serbio Novak Djokovic en el torneo de Queen's (7-6 [6] y 7-5) y logró su primer título sobre hierba justo cuando quedan siete días para que arranque Wimbledon. Fue el resultado de una semana vivida como un pulso entre el español y el resto de la caseta. Y muerta la tierra, Nadal conquistó la hierba.
"Nunca hubiera creído que ganaría este torneo tras Roland Garros", reconoció el campeón. "Creía que era prácticamente imposible. Ha sido un torneo muy difícil, porque estaban casi todos los mejores del mundo". Y los mejores, ausente Roger Federer, querían revuelta y celebración del fin de su dictadura sobre arcilla. No hubo festejo. Andy Roddick, doble finalista de Wimbledon, describió a un jugador moviéndose "a velocidad de crucero" tras ser derrotado en semifinales. Novak Djokovic, el contestatario, habló de un "tenista fantástico". Y Andrés Gimeno, el último español vencedor de un torneo verde en el circuito masculino (1972), que vio al mallorquín ganar durante la semana a Ivo Karlovic, el terror de la hierba, lo recibió con palabras emocionadas: "Bienvenido, señor Nadal".
Nadal ganó también el Roland Garros |
Bienvenido al exclusivo club de los tenistas que han ganado torneos sobre arcilla, cemento y hierba, al aire libre y bajo techo. Bienvenido al ceremonial de etiqueta con su Alteza Real la duquesa de Gloucester, que entregó el trofeo. Y bienvenido, de nuevo, a la caza de Wimbledon, el reino de Federer, donde Nadal se enfrentará a raquetas, maldiciones y hechizos.
"Cuidado este año con Nadal en Wimbledon", insistió Gimeno; "porque ya ha jugado dos finales y cada día se encuentra mejor, comodísimo sobre césped. No le asusta. Podría ir más a la red, pero ha mejorado el saque en un 50%, y eso es una mejora fundamental. Sí, eso será muy importante, pero... ¡Ojo!, que la leyenda negra dice que el que gana en Queen's no gana en Wimbledon".
Nadal no tiene razones para creer en brujerías. Su superioridad psicológica está asentada sobre sólidos cimientos. Véase el partido de ayer, por ejemplo. Djokovic como un rayo, metiendo más del 80% de sus primeros saques y jugando al billar, dos toques y a la línea. Nadal, bien, pero sin alardes. Entonces, los momentos decisivos. El español estuvo a un punto de ir 4-0 abajo en la primera manga. Lo ganó. Se enfrentó a un punto de set en contra. Lo ganó. Vio cómo Djokovic servía para llevarse el segundo set. Y le rompió el saque.
"Jugó impresionante", reconoció el serbio. "Cualquier bola que le envié, a cualquier velocidad, la resolvió sin cometer errores. Me sometía a mucha presión, especialmente con su derecha. Creo que esa es su mayor fuerza, además de su fuerza física".
Nadal ya ha vencido sobre arcilla, cemento y hierba. Se sabe, además, que es más que probable que ganara la exhibición que en una ocasión jugó sobre una piscina. Queda, sin embargo, la prueba de Federer. El suizo venció ayer en la final del torneo de Halle (6-3 y 6-4 al alemán Kolchsreiber), y extendió a 59 su lista de victorias consecutivas sobre césped. El reto tiene fecha y plaza: en una semana, la hierba de Wimbledon.
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