Los pinitos de FT en Rusia
Por qué quiere convertirse France Télécom en accionista minoritario de un operador ruso de telefonía móvil dominado por dos oligarcas? Ésta es una pregunta a la que la empresa francesa de telecomunicaciones tendrá que responder rápido si su oferta por Teliasonera, su homóloga sueco-finlandesa, llega a tener éxito. La estructura de participación de Megafon, la compañía rusa de telefonía móvil, lleva mucho tiempo siendo turbia. A pesar de que la gestión de Megafon se ha vuelto más transparente, France Télécom haría bien en deshacerse de su participación si llega a comprar Teliasonera.
La breve historia de Megafon ya incluye la reciente desaparición y posible muerte de un accionista letón-estadounidense, demandas y contrademandas desde Suiza hasta las Bahamas, acusaciones de corrupción a un ministro de telecomunicaciones recientemente destituido, un misterioso abogado danés que posiblemente esté actuando como cabeza visible del ministro y la reciente adquisición providencial de un disputado 31% de las acciones por parte de Alisher Usmanov, el famoso multimillonario ruso del metal.
Y por si esto fuera poco, France Télécom también tendría que vérselas con Mijaíl Fridman, el jefe del grupo Alfa, que posee el 25% de Megafon. Fridman es también uno de los principales actores en la disputa de TNK-BP en calidad de líder de los accionistas rusos de la empresa conjunta que quieren arrebatarle a BP el control de la petrolera.
Teliasonera posee, directa e indirectamente, un 44% de las acciones de Megafon, pero nunca llegará a tener el control mayoritario. Es verdad que el futuro de una salida a Bolsa para la empresa pinta mejor ahora que parece ser que la disputa entre los accionistas ha terminado, al menos, por el momento. Y una oferta pública inicial podría obligar a la empresa a distribuir los dividendos, algo que los accionistas rusos mayoritarios siempre se han negado a hacer.
Pero France Télécom no tiene experiencia en cerrar tratos en Rusia y abrirse paso por la fuerza en ese duro mercado les resultaría difícil. Así que una opción inteligente sería vender las acciones de Megafon. Según los cálculos de los analistas, su participación podría valer entre 7.000 y 8.000 millones de euros. Esto se destinaría de algún modo a liquidar la deuda adicional que la empresa francesa tendría que asumir para la adquisición escandinava de más de 30.000 millones de euros.
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