Se busca experto extranjero
Una de las características que define al pueblo chino es su inmensa curiosidad. Basta que se produzca el más mínimo incidente en la calle, para que en cuestión de segundos se arremolinen decenas de personas alrededor del protagonista para observar y opinar sobre lo humano y lo divino.
Pero esta curiosidad -malsana en alguna ocasión, puede pensar alguien- va mucho más allá. Los chinos tienen afán por saber y progresar. Raro es el extranjero que vive en el país asiático a quien no le ha tocado alguna vez dar una clase acelerada de inglés -o de español- a una camarera o a un taxista ávidos por aprender un idioma con el que mejorar su situación profesional, y, por tanto, monetaria.
Los líderes chinos han adaptado a su conveniencia ideas y técnicas de fuera
Universidades, empresas..., todas tienen sus técnicos internacionales
China intenta atraer a sus estudiantes formados en otro país
Lo mismo ocurre en las altas esferas del poder. Desde que Deng Xiaoping inició hace tres décadas el proceso de apertura y reforma, los dirigentes chinos han adoptado tecnologías, ideologías y conocimientos llegados de fuera, para adaptarlos, a continuación, a su conveniencia. ¡Qué mejor ejemplo que la llamada "economía de mercado socialista", ese capitalismo con características chinas cocinado por el astuto Deng, que ha convertido al país en la cuarta economía del mundo!
Y piensan seguir haciéndolo, es decir, absorbiendo lo que viene de allende las fronteras mientras piensen que les conviene, lo que incluye a los expertos extranjeros. Una nueva muestra se ha producido esta semana en Hong Kong. Donald Tsang, jefe ejecutivo de la ex colonia británica, ha asegurado que continuará buscando cerebros foráneos para ocupar altos puestos en la Administración, a pesar de las críticas que ha recibido porque algunos de los 17 subsecretarios y asistentes políticos contratados recientemente no tienen pasaporte chino. "El Gobierno tiene que captar talento de diferentes orígenes", ha zanjado.
Hong Kong, cuyo control el Reino Unido devolvió a Pekín en 1997, funciona con una libertad inimaginable en China continental, bajo el denominado "un país, dos sistemas". Tsang insistió en que la ex colonia "necesita nueva sangre en esta y las sucesivas administraciones", aunque, tras las críticas surgidas, los cinco funcionarios nominados que tenían nacionalidad extranjera renunciaron a ella para mostrar su compromiso con la tierra de adopción.
Al otro lado de la frontera, en China continental, la situación dista de ser la misma. Pero la figura del experto extranjero, en universidades, academias de ciencias, y más recientemente incluso en empresas públicas, está muy extendida.
Las autoridades afirman que el país precisa más profesionales y especialistas internacionales. Porque, según dicen, China "necesita aprender de los éxitos de otros países en áreas como el desarrollo económico, la innovación tecnológica y el progreso social". De ahí que hayan incrementado también los intercambios de personal en áreas como la electrónica, la energía, los nuevos materiales, la biotecnología o los servicios financieros.
Al mismo tiempo, han multiplicado los esfuerzos para atraer a estudiantes que emigraron hace años y a los chinos de ultramar para que contribuyan con los conocimientos adquiridos en el extranjero a construir la nueva China.
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