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Reportaje:DINERO & INVERSIONES

Hay armaduras contra la crisis

Los depósitos estructurados son la alternativa más aconsejada para lograr beneficios

¿Qué hago con mi dinero con lo que está lloviendo en todos los mercados y sin que parezca que vaya a escampar a corto plazo? Son muy pocos los inversores de este país que no se han hecho esta pregunta varias veces en los últimos meses. Y su respuesta no está clara; ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo.

Si el inversor tiene liquidez y es titular de una hipoteca "lo primero que debe plantearse es amortizarla, aunque sea en parte. Se ahorrará pagar tipos de interés en torno al 5,5%", explica Ramón Forcada, director de Análisis Financiero de Bankinter. Esta opción no le gusta nada, sin embargo, a Benedek Vasy, responsable de Pasivo, CRM (Customer Relation Management) y Precios de Barclays España, que considera que "quien tenga liquidez debe tratar de preservar el ahorro, mantener este colchón, por si su situación económica empeora".

Los 'repos' de deuda pública y los depósitos, mejores opciones antirriesgo

Si el inversor con liquidez no cuenta con una hipoteca pero, ante la actual incertidumbre no quiere asumir ningún riesgo, "sólo le queda", según David Navarro, gestor de Inversis Banco, "la posibilidad de comprar repos de deuda pública o suscribir un depósito tradicional en un banco de reconocida solvencia y así garantizarse una rentabilidad cercana al 5% que puede que llegue para cubrir la inflación" o, como dicen desde el BBVA en clara referencia a uno de sus productos más recientes, "apostar por un fondo de inversión cuyo rendimiento esté ligado a la inflación, asegurando además el capital sea cual sea su evolución". En la misma línea, Barclays opta por "suscribir un depósito a plazo relativamente corto, nueve meses por ejemplo, con una alta remuneración que, además, ofrezca ventanas, es decir, la posibilidad de salir de él si la situación cambia, mejora y se pueden tomar más riesgos". Cualquiera de estas alternativas preservará su capital nominal; puede que no siempre el real si la inflación se dispara.

En contra de estas opciones se coloca Fidelity. "Considerar que el dinero es lo más seguro, es un error. Aunque parece la clase de activo más estable de una cartera, esta baja volatilidad no se consigue gratis. A pesar de que el dinero ofrece cierta seguridad, es mejor usarlo para cubrir necesidades inmediatas, ya que normalmente su baja rentabilidad real (tras deducir la inflación y los impuestos) puede entorpecer la consecución de sus objetivos financieros a largo plazo".

Para la mayoría de los expertos, los depósitos estructurados más "puros", es decir, los que no siempre garantizan el capital y combinan la posibilidad de obtener mayores ganancias con el riesgo de recoger pérdidas, son los productos que mejor podrán adaptarse hoy al perfil de un inversor con liquidez suficiente, con un horizonte temporal relativamente amplio y dispuesto a reducir su patrimonio, aunque no en exceso. "Que esta posible merma sea mayor o menor o incluso nula depende del tipo de estructurado elegido y de sus referencias.En Banco Urquijo nos parecen más atractivas las estructuras sobre bonos que los depósitos, ya que la liquidez y la diversidad de emisores son mayores. Es muy buen momento para aprovechar la alta volatilidad de los mercados de renta variable y poder hacer apuestas a medio plazo en compañías de gran capitalización bursátil y líderes en sus industrias".

BBVA comparte la idea y acaba de lanzar el Depósito Doble Rendimiento, que ofrece un interés del 6,5% a seis meses para el 50% de la inversión y el otro 50% se coloca en un estructurado, durante 24 meses, vinculado a BBVA, Telefónica e Iberdrola. Sucede lo mismo en Inversis Banco y su Autocancelable Eurostoxx50, que puede llegar a pagar cupones del 8% anual en función del comportamiento de este índice.

Las posibilidades no se agotan aquí si se tiene un perfil de riesgo más agresivo. Banco Urquijo recomienda, como una apuesta atractiva a 12 o 24 meses vista, las acciones preferentes emitidas por los bancos más grandes de Europa. "Hoy muchas de estas emisiones ofrecen cupones anuales en torno al 8%, las más altas de los últimos 12 años. Como creemos que la liquidez y confianza en el sistema bancario se recuperarán en un plazo razonable, estas rentabilidades deben converger con las que se han venido pagando desde mediados de los noventa, en torno al 6% o 7%, lo que significa una revaloración superior a los dos dígitos".

La apuesta va más lejos en Fidelity, que elige la inversión bursátil incluso en tiempos como los actuales. "En épocas de incertidumbre bursátil, puede resultar tentador aplazar la toma de decisiones de inversión o incluso reembolsar posiciones existentes con la esperanza de recobrarlas cuando estén más baratas. Sin embargo, rara vez funciona en la práctica. Del mismo modo que los fuertes descensos en los mercados suelen darse en periodos de tiempo cortos, las ganancias más importantes se concentran en lapsos breves, justo antes o después de las caídas más bruscas, lo cual implica que los inversores que intenten evitar las bajas corren un alto riesgo de perderse las mejores ganancias. La experiencia nos dice que si el inversor mantiene una actitud perseverante debe recoger sus frutos a largo plazo. Es cuestión de darle tiempo al mercado y no predecir su trayectoria. La clave para invertir consiste en sobrellevar los periodos tumultuosos y mantener la perspectiva del largo plazo".

Bankinter también defiende esta posición. "Los inversores que estén dispuestos a asumir riesgos y que puedan mantener un horizonte temporal más amplio deberían utilizar el momento actual para diversificar sus posiciones hacia los sectores que generan ingresos estables -utilities, consumo y telecomunicaciones-; hacia los países con mejores perspectivas -Alemania, Brasil, Oriente Próximo...- y hacia otras divisas. Es posible que a muy corto plazo veamos aparecer la smile dollar, la sonrisa del dólar: una apreciación transitoria del billete verde". Las apuestas bursátiles del Urquijo son "el sector eléctrico europeo, y las compañías alemanas especialmente, y el sector telecomunicaciones, en empresas con presencia en países emergentes, como Brasil; ambos sectores tienen alta rentabilidad por dividendo y cotizan con unos multiplicadores atractivos".

Mantenerse es la receta

Un análisis del rendimiento de los mercados de renta variable en Europa en los últimos 15 años de Fidelity International revela que son pocos los días decisivos sobre la rentabilidad total. Los inversores que se perdieron los 40 mejores días de ese periodo redujeron mucho sus ganancias e incluso, en países como Francia, Alemania e Italia, tuvieron fuertes pérdidas. De haberse conservado una inversión de 1.000 euros en el mercado de valores español, reinvirtiendo los dividendos, hoy valdría unos 5.796 euros. Si el inversor hubiera salido los 10 mejores días del periodo, su valor se reduciría a 3.245 euros y a 964 euros si lo hubiera hecho en los 40 mejores.

¿Qué aprender de los anteriores 'shocks' petrolíferos?

En octubre de 1973, la entonces OPEP decidió no exportar más petróleo a los países (especialmente Estados Unidos y sus aliados europeos) que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur contra Siria y Egipto. Como consecuencia del embargo -estrangulamiento de la oferta-, los precios del petróleo subieron drásticamente y con ellos la inflación, pues se trasladó el aumento de costes a los salarios y bienes finales. La Reserva Federal estadounidense reaccionó subiendo los tipos de interés. La actividad económica se redujo de forma significativa.

La revolución en Irán en 1979 y, un año más tarde, el posterior inicio de su guerra contra Irak -segundo y tercer país en exportación de petróleo- provocaron el segundo de los llamados shocks petrolíferos. De nuevo, el precio del crudo se disparó, subió la inflación y, con mucha mayor virulencia que antaño, se dispararon los tipos de interés, que llegaron al 20%. Entonces, el capital de los españoles se enfrentó a una inflación galopante que no se cubría con los tipos de retribución de los depósitos y a una depreciación constante de la peseta frente a otras divisas. Esta situación no era exclusiva del inversor nacional, por supuesto, pero se diferenciaba del estadounidense o europeo por la mucha mayor presencia de posibilidades de inversión fuera del mercado doméstico, algo que entonces estaba prácticamente vedado para el inversor español. Lo que hicieron algunos alemanes o norteamericanos para preservar su patrimonio fue, entre otras cosas, comprar francos suizos como moneda refugio, adquirir renta fija convertible sobre bancos y empresas de extremada solvencia pero muy castigadas en aquel entonces; tomar posiciones en activos ligados a la inflación como el oro... La realidad es que sobrevivieron mejor.

Hoy los expertos rechazan la comparación entre esos dos primeros shocks petrolíferos y la situación actual, aunque hay alguno a quien le parece más cercano el crash de 1929, caracterizado por la falta de liquidez, el exceso de inventarios... Explican que ésta es una crisis de demanda y no de oferta; mucho más global, en la que las autoridades monetarias han reaccionado con relativa celeridad y no se están produciendo subidas de tipos de interés llamativas... Todos ellos reconocen también que la mejor alternativa de inversión es diversificar, buscando activos descorrelacionados y divisas foráneas que completen las carteras y expulsando de ellas los activos más volátiles centrándose en valores solventes de alta rentabilidad por dividendo. Hoy en día el inversor español tiene a su disposición, para preservar su capital, múltiples posibilidades incluso fuera de España.

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